16 de octubre de 2012

Mal de muchos, consuelo de tontos.

Son momentos difíciles para toda la sociedad. Es lo que nos decimos cuando lo pasamos mal, pero no nos olvidemos del dicho: "Mal de muchos, consuelo de tontos". También es un momento poco excitante para mí. Pero yo siempre estoy lejos de las mayorías, solamente porque no lo siento nunca así.
Ando entre flamenco, indios, ruedas, papeles, letras, melodías... más que desorientada, poco motivada. Asumiendo pérdidas, vidas que se van, y otras nuevas que llegan. El tiempo lento es un tiempo muerto. Y cada uno se aferra a lo que se tiene cerca, a una luz, a un sitio que este caliente, a una palabra que te dé un aire de otro planeta. Esperando mi momento, aguardo tranquila e insegura.

Escucho, aprendo y escribo. Por ese orden.

Bautizar este blog como "La hija del Espín" no es una casualidad ni un nombre al azar. Yo nací y me encontré a un flamenco en mi casa, mi padre. Me encontré a una estirpe de sangre caliente y fuerte que son los Espines, toda mi familia paterna. Son personas honestas y salvajes. Respetadas y llenas de magia, son nobles pero tienen carácter. Tienen un pellizco que no es común. Y se identifican con el flamenco, son aficionados y demuestran la sensibilidad entre cantes, bailes y toques. Así es mi tribu.
Dicen que cada día soy más como ellos, a veces, eso acojona. Es una pena no tener nada de mi madre, de los "gatos", todos de ojos verdes y de bocas perfectas. Pero mi físico y mi carácter me delatan como "Espina", y siempre lo supe, larguirucha y delgada, con cara fina y ojos rasgados, desafío al mundo cuando miro sin darme cuenta. 
Son días de pena para los Espines, y me padre se agarra a mí y yo a él, no hay nada más bonito en el mundo que eso. Me gusta disfrutar de su compañía y aprender de él, y me apenan sus penas porque son mías, porque la sangre corre, la sangre llama, la sangre llora, y la sangre cura.

Porque quien da algo puede no acordarse, pero quien lo recibe nunca lo debe de olvidar.

Todo esto viene porque hemos pasado momentos de tristeza y desamparo despidiendo a un Espín, hacía 24 años que no se iba uno... y ha sido uno de los más flamencos, tocaor que desprendía bondad. Hermano de mi padre y mi padrino. Cuando me encuentre preparada y haya asumido la pérdida contaré lo que me pida el alma sobre este Espín tan peculiar. Mientras saco la conclusión:

Quien es pobre y es flamenco, es menos pobre.
Disfrutemos de esta bendición, pues.

Fernando "El Espín" Romance de Medina Nogalte (escuchar) 


2 de octubre de 2012

La Bienal de Sevilla. El fracaso del flamenco.

Ya era hora. Ha terminado la Bienal de Sevilla. Por fin, hemos tenido suficiente con pasar un mes de vergüenza ajena. La palabra es fracaso.
Errores mucho, enormes. No he estado presencialmente, ni falta que me ha hecho. Antes del verano quería ir, a conocer Sevilla y asistir al evento que supone la Bienal para los aficionados. Pero por unos motivos u otros la he seguido desde casa, nada mal, la verdad que hay muchos medios preparados y que han hecho un gran trabajo pese al desastre de organización.

Sevilla es mucha Sevilla. Se empeñaron con la mitad del presupuesto y menos proyección internacional que otros años que la Bienal tenía que durar un mes como sea, y que los aficionados debían de ponerse locos porque coincidían hasta tres espectáculos a la vez. Y además, rellenaron y abultaron con obras sin sentido, ni flamencas. Y programaron los espectáculos al tun tun en los escenarios. Por eso ha faltado sitio para algunos y ha sobrado mas de la mitad para otros. Algunos ni se han entendido. Pero ellos son los que saben, como siempre.

Innovación y evolución cero. Flamenco por las calles como en Mont de Marsan de toda la vida. Y detalles ninguno, vamos, que el final debería de haber sido apoteósico en homenaje al baile flamenco y había mas artistas en las diapositivas que pasaron por el proyector que sobre el escenario, hasta Manuela Carrasco que estaba entre el público saltó al escenario porque la invitaron sus compañeros. Bienal o circo, esa es la cuestión.

No vamos a nombrar a los espectáculos que imponen por la fuerza las instituciones, que eso es lo de siempre, aunque se creía que la nueva directora del evento iba a radicarlo. Que fe.

Me dejo muchas cosas, y algunos pensaran que avasallar a la Bienal es muy fácil delante de un ordenador, y que la gente que critica y no hace nada es una cobarde. No señores, no somos cobardes, a mi me dan la Bienal y revoluciono hasta las piedras de la Alameda de Hercules. Y pongo locos a todo los aficionados pero de alegría, y les doy lo que quieren, arte, compás, y gente competente. Y les hubiese programado para que todos los aforos hubiesen estado a la altura de los espectáculos, y hubiera quitado a los enchufados renovando con artistas que vienen empujando. Y me hubiera preocupado por qué Miguel Poveda o Estrella Morente no han querido ir con su nuevo trabajo a la Bienal. Que es para preocuparse.

Han pasado grandes artistas este año, pero en este caso la Bienal no ha estado a la altura de darles su sitio. Porque había que repartir para todos, y eso no era posible. Menos cantidad, mas calidad. De siempre, seamos honestos, que somos flamencos. Y como aficionada, me expreso desde mi blog con carácter personal y llena de pena, porque no entiendo como dan lugar a esto.

Dos cosas que he aprendido de esta Bienal. Porque de todo se aprende:

Una, la soleá de El Pele a la gran Manuela Carrasco en la gala inaugural es para crear escuela.
Dos, la diferencia entre los aficionados al flamenco, y los que quieren serlo pero no llegan, ni llegarán.

Bienal, amor, ¿que es lo que han hecho contigo?.



Agradeceré las respuestas en forma de comentarios, si es que hay respuesta...