19 de diciembre de 2013

El Loco de mi Colina

A veces las cosas no vienen como tú esperas. Lo que imaginas como algo inolvidable no lo quieres recordar y un día para olvidar termina con una sonrisa. Creo que a muchas personas le pasa a menudo, por eso, no te molestes en planear.
Me siento en el sofá para relajarme, portátil en lo alto y abro la ventanita de su chat con unas bulerías de Encarna Anillo con Miguel Poveda, compás:

"Cada vez que te emborrachas,
que tú vienes corriendo a la vera mía,
ojalá te emborracharas las 24 horas del día..."

Eso sí que es nuestro. Un canto a nuestros periplos juntos.
La rutina, la tensión, la carencia de personalidad y el tercermundismo cultural hacen mella en el norte del Loco que está crispado y torcido. Llega la frase que hace pitar mis alarmas:
"Esto me consume, tengo que hacer de tripas corazón para mantenerme cuerdo. Tragar mierda, mirar para otro lado y poner buena cara".

Venga, vamos a abrir la consulta que tengo en mi colina y hacer terapia. El Loco de mi Colina empieza una sesión para purificar su alma...
Piensa que todo el mundo es como él, y cuanto antes se dé cuenta menos sufrirá, mientras, la impotencia me lo está desmotivando y trasiega de norte a sur como terapia complementaria de forma eventual.
Ahora se nos cruza otra letra:

"Eres el triste palacio,
donde cien príncipes soñaron con la gloria,
donde cien reyes soñaron con el amor,
y se despertaron llorando..."


La eternidad de Camarón de la Isla resuena en la colina de forma positiva, nos negamos al "ovejismo", a la gente llana que en la vida está de paso sin aportar nada. Sacamos la conclusión de que hay chicas más cultas que chicos, por lo que él lo tiene más fácil que yo para encontrar un complemento. Eso le alegra. Y me saca otra letra:

"Dicen que la compañía es un tesoro
 y que está maldito el que vive solo.
Pero yo te digo a ti,
que yo lo prefiero así,
a estar con alguien que no me deje vivir..."


Un tal Mario Díaz dice que lo canta... pues eso, ido del perol.
El Loco de mi Colina se visiona de aquí a 40 años solo y se lamenta. No pasa nada, yo estaré sola, nos iremos a Benidorm a pasar la vejez molona; dos cascarrabias flamencos por el paseo cada atardecer, que romántico. Yo votaba por vivir en un solo apartamento, pero el Loco de mi Colina es el amo de la práctica, y será mejor dos viviendas, a la segunda le sacaremos partido al baño y a la nevera. Las provisiones son lo más importante. Y dormir, claro, porque juntos padecemos de insomnio. (Cuando lea esto, seguro que él añadiría la frase de "cada mochuelo a su olivo"). Lo sé. Soy como el tarot de Pepita Villalonga que todo lo ve y lo sabe.

Suena Manu Chao... sorprendente como cambia el tercio el Loco de mi Colina, y es que el youtube te hace despistarte del objetivo, es como buscar pareja... empiezas encaprichado de un bombón y terminas con la primera sugerencia. Lo mismo.
Y cuando estamos en medio de nuestra parodia sobre el futuro... nos emocionamos. Se nos clavan las "Chinchetas en el aire" de Los Delinqüentes, y el Migue se nos cuela en la terapia. Escribimos con menos prisa, estamos pensando en las injusticias. Aquí en la colina todo llega, todo pasa, todo fluye y todo regresa. Nos quedamos con la frase de "Sobra to con tu cueva" y la máquina del tiempo nos traslada al pasado, cuando el Loco de mi Colina era un mutante con rastas, riñonera de cuero y chaqueta con los colores de Jamaica. No me hubiese acercado a él ni con un palo. Ahora ha madurado y está esperando la época de la recogida de frutos. Que jodío es.

Hablamos del factor sorpresa, ese resquicio que tanto nos motiva, fomenta nuestra "proactividad" y todos sus usos. El Loco de mi Colina se está volviendo un sabio y nos paramos a puntualizar nuestra capacidad de contenido cultural en momentos etílicos. Descomunal. Los reyes de la lucidez, y de cómo la gente se merece escupitajos correctivos, una faceta muy del Loco. "Las personas se los ganan a pulso, yo no le regalo a nadie un escupitajo." dice.

Llega la conclusión, el Loco de mi Colina tenía el día torcido, había pensado en irse a la cama temprano para no pensar, no pensar en que la vida es una mierda, no pensar en la gente hipócrita y egoísta; se iba a quitar dos semanas, como mínimo, de los trasnoches. Se lo pregunto, y me contesta:
"Sí, pero empecé escuchando a Luis de la Pica, pasé por Camarón, Mario Díaz, Manu Chao, garrapateé con el Migue y ahora estoy viendo que voy a ir a verte en Navidad por cuatro duros que me cuesta el billete. Así es la vida, a veces, te sorprende".

Me sube la adrenalina y la imaginación. Le cuento cómo le dejaré que ronee con la tablet por las mañanas mientras yo voy en bata a buscar el desayuno y le grito desde la cocina; él pasará de mí con el flamenco a todo volumen. Maravilloso planazo. Hacemos un inciso en todo esto, él estará tumbado en una "Chaise Longue", que según el Loco de mi Colina se llama "Cherlón de toda la vida", soltamos la penúltima carcajada de la terapia. Miramos el reloj, es casi hora porno. La terapia en horas porno es un riesgo que nunca corremos, apuramos el último minuto para intentar saber porqué empezamos hablando de sogas para colgar a la gente (no para nosotros) y terminamos hablando de sofás. La última carcajada.
Le paso el recibo de la sesión de terapia y me responde:

"Las teclas de este portátil no tienen precio, y la esquina inferior derecha de la pantalla vale mucho más, cuántos planes se forjan... ¡Buenas noches!"

Se va el Loco de mi Colina y acaba la conexión directa. Se marcha vacío de malas energías y lleno de esencia, se le adivina la sonrisa a medias por el pasillo, parece que lo estoy viendo, abraza a la almohada, abre la boca y duerme. Objetivo cumplido.

Antes de cerrar el portátil consulto el libro de registro... tacho la palabra irrefutable, y escribo "trasegar". Mucho mejor. Sonrío. Lo importante del día no es cómo empieza... es cómo termina. Alegría, chispa y conciencia tranquila, estas son las premisas de la consulta que tengo en Plutón.

La locura es otra cosa. Hasta la próxima...

Feliz Navidad, con alegría y flamenco siempre.

27 de noviembre de 2013

MIGUEL POVEDA: El Ejemplo

Es uno de los fenómenos flamencos en la actualidad. Esto muchos lo interpretarán como bueno y otros como malo. La visión de una flamencólica sobre Miguel Poveda es amplia y extensa, llevo 20 años escuchándolo cantar y con el paso del tiempo mi opinión se ha ido transformando, pasa cuando ves una evolución como la suya, pero esto más que una opinión personal son tintes orientativos. Aquel aficionado catalán que salió de su Badalona para probar suerte fuera de Catalunya, ahora es una verdadera fiera en el escenario y una máquina de fabricar dinero con su talento. Esto es innegable.

Miguel no quiere etiquetas, por eso se mueve como un pez en un océano musical tan amplio, y todo lo rentabiliza, esto se llama: visión empresarial. Inteligencia, vaya. Ha pasado de cantaor a cantante, de aficionado al flamenco a empresario con su propio sello discográfico, a trabajar con los jóvenes, a cantar con los mayores, de aprendiz a maestro. Ha dado más de una vuelta al mundo en todos estos años y ha sabido qué aprender de ello.


Sin embargo la afición flamenca está bastante dividida con este artista, muchos han pasado de verle como a un diamante en bruto a un imitador. Su capacidad y su curiosidad lo llevan a hacerle guiños a los grandes cantaores de este arte y no solo grandes, sino a los que en realidad aportaron pellizco y personalidad. Antes gustaba, pero ahora dicen que imita. No entiendo. Prepara una antología más extensa de lo que podemos pensar y más útil de lo que imaginamos, pero que sigue cociendo a fuego lento; y es que el riesgo que asume cuando se publique es solo para auténticos valientes. ¿Necesitan los flamencos refrescar con una antología?

Yo no sé qué pensará él sobre el cante flamenco, si está todo hecho como dijo D. Antonio Mairena y corrobora Marina Heredia (por ejemplo) o piensa que aún se pueden exprimir algunos palos con nuevos estilos y sellos personales. Una parte de la afición lo ve capaz de hacerlo: creación. Hermosa y dura palabra. Por supuesto, otra parte lo considera una aberración, que yo le llamo miedo. Miedo de que un cantaor catalán cree un estilo y se acuñe fuera de la geografía flamenca. ¿Puede ser?

Muy de Poveda es su extensión mediática. Sin medida. Y no solo eso. Ha enseñado a sus compañeros de profesión a serlo: Argentina, María Toledo, Arcángel... se mueven por las redes sociales con sus promociones de discos, conciertos, noticias, tienen seguidores, clubs de fans y todo un baluarte montado que nunca antes se había visto en el flamenco. Marketing jondo. Siguen siendo cercanos pero a la afición esto no gusta. Es un doble filo. El aroma se pierde con tanto camino.

La parte humana de Miguel Poveda: el compromiso. Organiza festivales benéficos para ayudar a los que lo necesitan y sus amigos de la música colaboran. Todos recordarán la que lió por Lorca en La Unión, qué voy a decir yo, agradecida eternamente. La calidad humana en el flamenco nunca sobra y ahí habita una parte de la grandeza de este profesional.

Más Poveda: los estilos musicales. Del flamenco puro de sus recitales, de los palos peleones, del sabor de lo tradicional apenas queda algo. Ha llovido desde "Tierra de Calma", para mi su mejor trabajo, lanzó "Coplas del querer" y ya nada volvió a ser igual. "ArteSano" es otra historia enfocada a algo más que un simple disco. Va viciando la voz, la coloca de forma diferente, recurre a los falsetes y despliega recursos que quedan bien pero no son tan admirables; desvirtúa las formas flamencas. Igual te canta por soleá, que un fado, que copla, que canción catalana, que boleros... ¿En qué quedamos? Si quisiera ganarse el respeto de los más exigentes cantaría flamenco con más conciencia, pero no es uno de sus objetivos, lo mueve la pasión y se le aplaude.



Por eso decía al principio que huye de las etiquetas, no quiere encasillarse y aprovecha para ampliar el número de seguidores porque intenta llegar a personas con diferentes perfiles y gustos musicales. Esto se llama: ampliación del mercado y rentabilidad económica. Es filón y negocio de solo unos pocos que como él pueden permitirse, se auto-exprime. Es cantante, o al menos yo lo considero así, pero con una afición flamenca detrás de las más grandes del país. No me gusta que descuide la ejecución de los cantes flamencos, que es lo mío y el suyo no me duele, ojalá regrese a lo que cuesta verdadero trabajo sacar de las entrañas. ¿Es mucho pedir?

En cualquier caso, sea como sea Miguel Poveda, lo que viene demostrando conforme pasa el tiempo es su profesionalidad. Admirable por donde se mire, su trayectoria y su evolución nos ha dado a los flamencos grandes momentos inolvidables. Mi respeto y cariño lo tiene. La esencia de esta figura del flamenco sobrepasa los límites de lo estrictamente establecido por dicho arte y se está viendo capaz de cambiar todo un mundo que aunque se lo impidan, si hace las cosas con tesón, honestidad y sencillez; lo conseguirá. Más flamenco o menos, su vida es música; y su éxito, innato. Hoy no hablamos de arte, hablamos de realidad y el ejemplo perfecto se llama Miguel Poveda.

Nos vemos, si puede ser, de trasnoche.

6 de noviembre de 2013

Encuentro ATEMPORAL

Hace unos meses contaba cómo mi ser tuvo una herida que ha cicatrizado pero su marca es imborrable, una relación ATEMPORAL. Hablaba de un futuro encuentro, ahora es un encuentro pasado, casi está asimilado. No fue como imaginaba... fuimos más cínicos de lo que acostumbramos, que ya es. Princesa Ana siempre intenta calmarme hablándome despacio sobre los fantasmas del pasado, mirándome fijamente y convenciéndome de que hay que saber llevarlo e intentar que no pese; siempre llegamos a la misma conclusión: "yo me resigno, pero no me acostumbro". Ni los gin tonics me harán cambiar esta opinión.

No lo esperé en una esquina, me esperó él a mí, y el contador se puso a cero. Volví a sentir que él era mío. Así de simple. Estaba oscuro, como a mí me gusta, como él sabe que me gusta. Le costó mirarme, y a mi también. Él no me mira, me atraviesa, me deja clavada, saltó solo una chispa y prendieron tantos fuegos... Sin embargo yo no tiemblo de miedo por ello. Tuve la sensación de que no me había marchado, caminábamos con el mismo compás; tantos años separados para volver y que nada haya cambiado, la atemporalidad me estaba dando la razón y el latido de mi corazón había vuelto a cambiar. Lo hace sin querer. Porque aquí hay una parte en la que todo ocurre sin querer.

Las horas que pasaban servían para reafirmarnos una y otra vez en nuestra silenciosa creencia, que está mas allá de la complejidad del amor, de la belleza de lo perfecto, de la química, de la física, de la pomposidad de las letras y la exactitud de los números. Nuestra creencia habita en otra galaxia donde ejerce una ley innata más que la ley de la gravedad.

Daba vueltas por la habitación, inquieto miraba a la pared, yo sabía que buscaba el momento de la despedida pero no encontraba un motivo para ello. Ni yo. Ahora, que estaba más viva que nunca, que todo tenía un sentido, que no había herida, ni sentía rencor, que un segundo te dice lo que los años se callan, ahora no. Pero me aguanté y no provoqué la catástrofe emocional de nuestras vidas, no iba a ser yo. De cínicos a cobardes y de impulsivos a prudentes.

Stand by
Se marchó, contra todo pronóstico, en contra de su voluntad, de la mía y nuestra galaxia volvía a quedarse a millones de años luz. La ley de la gravedad hacía presencia dejando caer las cosas por su propio peso. Imaginé que corría por esas miles de formas de querernos, de reír, de estar bien, de mirarnos tranquilos y respirar juntos. Miles de motivos son. Al cerrar la puerta me volví a dar cuenta. No había un beso ni un abrazo sincero porque temía decirme la verdad y me protegió del daño de una forma cruel. Pensé decirle que la vida era su boca, y no. Me asomé al balcón contenida empecé a verlo borroso, vaya, una lágrima, y dos; y así la media noche que quedaba entera. Mi corazón vuelve a su latir y mis ojos lloran cuando lo ven partir, eso sí que es lo de siempre.

No sé lo que echo de menos, pero algo me falta. November rain me recuerda a mí misma. Vuelvo a estar ardiendo por dentro y me mantengo fría por fuera; la rabia de saber que queremos escucharnos latir y volvemos a negarnos me hace retorcerme, pero sé que no es eterno, regresar es su destino aunque sea para romperme; por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos, por volver donde alguien te quiere sin que vuelvas, porque lo verdadero, lo cierto y lo real habita en mí, soy su verdad, eso es lo que su mirada me decía. No le va a gustar leerlo, pero me sentía libre para escribirlo; y él ha perdido la pista del eje del salón y está continuamente torcido. Lo suele decir así.

Aunque hay muchas cosas buenas que sacar de esto, todavía no soy capaz de verlas. Tengo mucho tiempo por delante, aquí no se paga un precio ni nada tiene caducidad. Sueño que empieza otra canción, vivo con el eco de su voz, entretenida, sigo la estela de su olor que me susurra "vámonos, vente conmigo..."

Robaremos cerezas... Hasta pronto.

27 de octubre de 2013

El regalo invisible

"Banderines, serpentinas, luces y fiesta engrandecían aun más las paredes del palacio aquel día. La celebración del cumpleaños del príncipe no merecía menos que una gran verbena para todos los habitantes del reino. Las señoras lucían sus mejores tocados, y los hombres vestían lujosas capas que barrían el suelo impecable de aquel salón.

Los bufones de palacio hacían reír a los representes, a toda la familia real y por supuesto al pequeño principito. De pronto, enmedio de aquella célebre fiesta, se abrieron las puertas de la sala y la gente le dió paso a una mujer oscura, ataviada con viejos trapos que cubrían su cuerpo, la arrugas marcaban su cara y por la espalda le caía una larga trenza de pelo negro. Aquella mujer para nada esperada, caminó hasta el centro de la sala y bailó, danzó por todo el salón dejando a toda la corte embobada en su movimiento. Llegó hasta el trono del principito y le dijo:

- Te traía el duende como regalo, pero ya se ha marchado.

El niño se acercó a su padre y le dijo:
-Papa, yo quiero un duende como el de esta gitana para bailar como ella todos los días.

El Rey sonriendo contestó:
-Hijo mío, tu podrás conseguir todo lo que desees con nuestras riquezas, ganar batallas con nuestro ejército, comer de las cosechas de nuestros campos, ordenar a un pueblo entero y que te obedezcan, pero el duende no lo tiene quien quiere; sino quien nace con él."

PORQUE TÚ NACISTE CON ÉL y sabes que la grandeza no se mide en los años que cumples, tan solo es luz. La tuya.

17 de octubre de 2013

Tópicos FLAMENCOS

Llega el otoño, quizá no sea una época muy flamenca, es más melancólica que otra cosa para mí. Pero pasé dos días en La Unión, ciudad minera y flamenca por excelencia y me he revuelto flamenca, vengo con las pilas de esencia y arte cargadas gracias a mis compañeros de fatigas que también asomaron su duende por allí. Siempre que regreso vivo, solo vivo, y después asimilo. Poco tiempo me dió a pensar, pero volver a La Unión fuera de la fecha del Cante de las Minas se hace raro, y ver a cuatro flamencos sueltos es más aún. Entonces pensé, poco, pero lo hice, como la gente te mira y no se que les parezco, les parecemos, solo me quedó claro que el mundo está lleno de tópicos flamencos falsos; y allí como ya me ha pasado en otros lugares también están presentes. He reunido en este post los tópicos más frecuentes que me he encontrado en mi corta vida flamenca, ahí van:

"Flamencos que van de listos": Me encanta este sector de personas. Esos flamencos que solo saben números, fechas, grabaciones, artistas, guitarristas de los artistas, coros de los artistas, palmeros de los artistas, giras de los artistas y marca de whisky de los artistas. ¡Qué listos son! Pero donde está el sentimiento flamenco aquí, ¿hay?, y eso no es un número, ni está en los libros, es se siente o no se siente, amigos flamencos que sois tan sabios.

"Listos que van de flamencos": Aquel que un día en una romería escuchó un cante suelto por fandangos y son flamencos, vaya por Dios. Tropezarte con una piedra en ese momento hubiese sido más productivo para el arte.

"Flamenquitos que van de flamencos": Estos me chiflan. Los Chichos, la Húngara, Ketama, Pata Negra, Mártires del Compás, Melendi o Estopa. Eso es flamenco señores, eso es y no hay más. Punto en boca. Te pondría una soleá de Caracol pero no hace falta, eso sería un insulto para vuestro flamenco y una gloria para mis oídos.

"Las rumbas son flamenco":
"Dame veneno que quiero morir", "A mi manera", "Ni más, ni menos" flamenco puro de raza. Quién va a tener dudas, sobre todo para el sector del baile. "Yo bailo flamenco", pero solo rumbas, pues ya es mucho.

"Todo termina y empieza en Camarón": Estos también son de mis favoritos. José Monge Cruz, pobretico mío el daño que le están haciendo mientras su cuerpo ya descansa en paz. Todo el universo flamenco empieza y termina en Camarón, no hay otro genio, no hay cante mejor hecho, discos mejores, fusiones más cuidadas, ni nada mejor; no por nada, sino, porque no hay nadie más que él. Así os va.

"Las sevillanas son para el Rocío": Una cosa es ser rociera, de hermandad, devoción, sentimiento, que está genial. Me encanta, de verdad que sí. Pero que sepas bailar cuatro estilos de sevillanas y reproducir todas las sevillanas de los Requiebros no es ser flamenco, cuanto lo siento. En todo caso se acepta al "Pali" que las cantaba para llorar.

"Si escuchas flamenco eres gitano":
gitano y lleno de oros, pelo largo, ennegrecío, con la cara de Camarón tatuada, nacido en una barriada y sin saber escribir ni leer. Es que ni los gitanos son así, disculpen. Este es un súper tópico, cuando me ven tan pálida siempre me preguntan "Y tu padre será gitano, ¿no?" Parece que sino hay calós de por medio no tienes tu derecho a disfrutar, saber y compartir. 

"El flamenco solo vive en Andalucía":
Los localismos, algo muy frecuente. Jerez, Cádiz, Triana, Sevilla... sale un cantaor como Poveda de Badalona y ya... se nos jodió el invento, por no hablar de mi provincia donde Pencho Cros engrandeció el cante de levante y lo puso en su sitio. O Vicente Escudero, un revolucionario, ¿y Sabicas? ¿que me decís del maestro Sabicas?.  Fuera de Andalucía hay arte, luz y conocimiento, de toda la vida. Guste o no.

"Música flamenca y nada más":
los flamencos somos cerrados, no escuchamos otra cosa. No sabemos de otros estilos musicales, movimientos o artistas. "Pa qué". Cuando es todo lo contrario, un flamenco que quiera saber el origen de un cante o un estilo termina escuchando ecos que van desde el flocklore hasta África, la madre de las músicas, digáis lo que digáis. Los flamencos son curiosos que quieren continuar aprendiendo y descubriendo otras riquezas, porque cuando te gusta el flamenco valoras mucho más otros campos musicales.


Y para información de todos, ya de paso aprovecho para decirlo, los flamencos somos personas tolerantes, que conocemos el significado de la palabra respeto, que sabemos que dentro de este arte hay muchos maestros, corrientes, épocas diferentes y movimientos opuestos, e intentamos quedarnos con lo mejor de cada uno, con lo que más nos dice y nos llega. Al menos es mi caso: continuo aprendizaje. Quizá haya algunos que no sepan ni lo que estoy intentado decir. Sigamos disfrutando de esta bendición, la de la ignorancia y la incultura.

Quiero saludar hoy a los compañeros blogueros, a los aficionados que pasan por aquí, a los compañeros de medios de comunicación, a todos los que me aportáis otra mirada desde las redes sociales y foros, desde las reuniones de cabales a las noches en un evento flamenco. A todos los que me he cruzado alguna vez y algo me regaló. Gracias.

La diferencia entre una vida normal y una vida flamenca es caminar a compás.

23 de septiembre de 2013

Debajo de las moreras

Ya ha llegado el otoño. Pronto caerán los recuerdos del verano a modo de hojas secas amarillentas que crujen tras nuestros pasos. Es una forma bonita de pensar que los días largos nos abandonan, y llegan los atardeceres tempraneros, los colores cálidos en las nubes y las puertas cerradas a media tarde.

El verano dejó grandes momentos, retazos, como diría yo. La familia ha estado presente en los meses de calor, sobre todo en el viaje espontáneo que surgió al país vecino. Allí está parte de la familia "espina", en la provenza francesa, la tierra de las chicharras, de los amaneceres con sabor dulce y el olor a lavanda, campos morados que llenan de aroma los paseos por esa tierra paisana.

Nos pareció que una semana con la familia Marcos y Sáez y sus numerosas vertientes, sería suficiente, eso siempre pasa hasta que llegas allí, y de repente todo se esfuma. La estancia en Francia fue fugaz, pero bastó para darnos cuenta de que la sangre común corre y nos llama. Reconforta pensar que una parte de ti vive a distancia, en el carácter, en las formas, en los sentimientos, en las personas que llevan tu raza habitando a miles de kilómetros, y que la familia siempre es lo primero, y a veces lo segundo también.

Nunca el tiempo, ha sido suficiente para compartir momentos con Fran, Audrey y Janó, cuya matriarca en la legendaria Chacha Ana, sus nietos juegan por las terrazas de casa y dan savia nueva a la larga familia, corren entre las moreras, árbol que está presente en todas las casas de mi familia de la Provenza. Tampoco quedamos satisfechos pasando horas debajo de la morera de la casa que nos acogía, la de la familia Marcos, las bromas con Nathalie, la desmesura de la prima Concha con Philip y la simpatía de sus hijos Gautier y Gabriel te hacían sentir en casa. Mi primo José era el maestro de toda ceremonia, nuestra sombra y nuestro guía, se preocupaba por cualquier mínimo detalle y ejercía de anfitrión junto a la matriarca de este clan: la Chacha María, hospitalaria y cariñosa, contenta y feliz por tenernos en casa unos días.


Llegamos a la costa a pasar otro gran día, Rosa y Michel nos enseñaban su coqueta casa, y por la tarde se armaba el lío con los Martin-Marcos:  Christelle, Daniel, Julien, Leticia, Guillaume, Clementine, Delphine, y sus descendientes: Jessica, Hugo, Mimi, y otros tres diablos que nos faltaron por conocer. Son tantos! son tan geniales! que no te daba tiempo a estar con todos, a hablar, a preguntar, a escuchar, a sentir, eran brisa de aire fresco que continuamente te pasaban por la cara... Tras veinte años de ausencia, también disfrutamos de un día con Sonia, que continuaba tal como la recordábamos y nos faltó su hermano Michael. Hubo algunas ausencias, como el famoso primo que vive en Houston siempre atareado con su trabajo, pero nos envió a su ángel: Anne, y sus hijos Alex y Adrien, una delicia charlar, sólo eso, era ya un gran regalo. Así poco a poco se iba cerrando el extenso círculo familiar.

El anfiteatro de Arles, el Palacio de los Papas de Avignon, el Partenón de Nimes, el puerto pesquero de Fos, el castillo y el río Gardón de Montfrin o la plaza de Domazan fueron los decorados que elegimos para pasear, reír y disfrutar. Celebramos el día de Francia como si fuésemos de allí, aunque en todas las casas, a parte de las moreras, estaban plagadas de detalles españoles. Las plazas de toros, los restos románicos, los vinos, los quesos, el flamenco de Miguel Poveda, de Fernando "El Espín", los pequeños comercios, los grandes, el teatro callejero, y cualquier rincón francés forman ya parte de nuestros recuerdos del verano, pero sobre todo, la sombra de la morera de nuestras casas, conversaciones y risas debajo de sus ramas, balanceándonos entre el hoy y el ayer para volver en el futuro.

Ya es otoño, como dije al principio, y la morera se queda desnuda de hojas, se caen los momentos estivales que tengo en mi memoria, iremos a crear nuevos recuerdos y a compartir comidas, cenas y helados; pero sobre todo regresaremos a experimentar el orgullo de la familia en tierra ajena. A sentir los latidos de quienes forman parte de mí, y yo de ellos. Nos volveremos a encontrar pronto, cuidad las moreras para la próxima vez.


5 de septiembre de 2013

D. ANTONIO MAIRENA: El calor de mis recuerdos


Ya estamos en Septiembre, ese mes que a todos nos desconcierta de alguna manera, sea por unas cosas u otras. Es el mes de Antonio Cruz García, que nació y falleció en Septiembre. Siempre fue un cantaor polémico, sobre todo después de su muerte, pues pocos se atrevían a implorarlo en vida.

Antonio Mairena fue un cantaor de los grandes, gitano, flamenco, de los que entendían el arte y lo estudiaban. Gran defensor del cante gitano de la Baja Andalucía, de tonás, soleares, seguiriyas, romances, bulerías o martinetes. Era recio y antiguo. No tenía las genialidades como Manolo Caracol, no era infinito como Pastora, ni tan oscuro como Manuel Torre; pero ha sido uno de los cantaores más completos del siglo pasado, por no decir, el más completo. Sé que a muchos su cante les decía poco, que no transmitía, que era frío y todo lo medía. Yo acepto todas las opiniones y busco el equilibrio, creo que es un artista del que se puede aprender sin duda, y lo que el corazón te mande ya es otra cosa.

También admiró a Juan Talega, a Joaquín el de la Paula, a Carmen Amaya o a los Pavones. Fue de sitio en sitio buscando la esencia del cante, aprendiendo y grabando, y ahora somos herederos de un legado que, en mayor o menor medida, nos sirve; a unos más que a otros. Hay que agradecérselo, porque es de bien nacido ser agradecido.

El título de este texto está claro, así llamó a su última grabación en vida. Podría contar miles de anécdotas del reconocido cantaor, su viaje a Ceuta en barco con otros artistas, su exilio obligado por un tiempo, su rivalidad con otros cantaores, sus detractores, sus seguidores, pero eso cualquier aficionado lo conoce. A Antonio Mairena le gustaba escribir, como a mí, aunque yo no creo que publique un mísero libro. Tendría algún tipo de sensibilidad cuando lo hacía, tendría un corazón latiendo palabras que tenía que sacar fuera. Me gusta pensar así, porqué no.

A la orilla del Guadalquivir
Yo conozco quizá una historia de su vida que no creo que muchas personas la conozcan, porque sin duda no es nada relevante. El Maestro de los Alcores paró una mañana en mi pueblo a tomar café, fue un fin de semana del año 1974 y yo no había nacido. Pero mi padre frecuentaba ese bar porque es el más cercano a casa, y a Mairena nadie lo conoció excepto él. Subió la calle corriendo asustando a mi madre, cogió a mi hermana mayor en brazos que apenas tenía 2 años y se la llevó a Antonio. Amablemente la tomó en sus brazos, le dio un beso y compartió con mi padre el café para continuar su camino a La Unión. Esa es la historia más cercana que me han transmitido de él, su parada aquí, en Los Rosales, que aún existe. Todo el mundo recuerda cuando Carmen Amaya repostó aquí, pero nadie sabe que Antonio Mairena también, qué cosas tiene la vida. Hoy, con motivo del aniversario de su muerte me apetecía contarlo, Antonio Mairena dio vida a mi casa cuando estaba muerta, y hoy, si yo pudiera le daría vida a él.

Este es el calor de mis recuerdos para Antonio Mairena, que tenga la gloria que se ganó en sus años de vida, por su existencia y su legado.

Feliz Septiembre a todos, flamencos. Ya queda menos para ser más felices.

26 de agosto de 2013

"PAJOTEO": Arte y Conocimiento

Esta entrada para el blog surgió en la primavera, aquella época lejana en la cual podías tomar café en una terraza a las 4 de la tarde sin deshidratarte. Y allí estábamos, Princesa Ana, Vic Torino y yo, arreglando al mundo y sus habitantes con un café con hielo, tan frescas.

La palabra "pajoteo" surge en las tierras almerienses,
donde Princesa Ana y Vic Torino han habitado, habitan o quisieran habitar; y yo soy de las que adopto las palabrejas ajenas y me encanta utilizar. "Pajoteo", es que suena bien, suena genial, pero luego no es para tanto. Definamos el concepto:

-Pajoteo: arte del flirteo, del coqueteo, del tonteo o del ligoteo. Todas estas palabras las recoje la RAE pero "Pajoteo" no. Y en todas las definiciones legales se describe como "juego amoroso que no se formaliza ni llega a compromiso". Pues eso. He aquí una pista de nuestra soltería.

Las mujeres no saben pasear el arte del "pajoteo", eso que quede claro, pero sabemos detectar a un "pajoteador" en potencia. Nato. De casta, raza y por ley. El "pajoteador" no es el típico tonto de discoteca que se te acerca, no es el aburrido de la fiesta, no es el que te mira y se queda quieto. No. Esos son los tristes que habitan este mundo, que hay, y muchos.

El "pajoteador" se te acerca, nunca sabrás como lo ha hecho pero llega a ti, aunque se tenga que cruzar el Atlántico, lo hace, y llega donde estás. Y te pondrá la excusa más extraña, la broma más original, y la mejor de sus sonrisas... y allí estas tu, "pajoteando". Por norma, te das cuenta de quien es, el muchacho siempre sabe tocar las palmas, es la gracia natural de este tipo de especie, toca las palmas, y con suerte las redobla, que eso es lo máximo, pero los que redoblan fracasan siempre. Cuidado con esto. Que solo las toquen, que para redoblar ya estamos nosotras.

Te hace gracia, te gusta que te haga gracia, y lo miras mientras hablas y observas todos sus gestos con atención: lo que bebe, lo que hace con los brazos, los gestos faciales, que número de pie usa, si no se droga mejor, si la camiseta que lleva te quedaría bien puesta un domingo por la mañana, si es más de perro o de gato, si es de cucurucho o granizado, si slip o boxer, si asiento de alante o de atrás, si gomina, espuma o cera... Aunque realmente todo te da lo mismo, porque un "pajoteador" siempre parece perfecto, es perfecto.

Nunca puedes decirle que no a uno de ellos, nunca te irás de rositas, nunca le cortarás una conversación y le darás la espalda. Nunca. Por uno que te encuentras cada 500 noches, a lo Sabina, no puedes hacerle eso.


Volviendo a mis acompañantes de café, Princesa Ana y Vic Torino, ellas no suelen guardar "pajoteadores" en su teléfono ni en las redes sociales. Se ríen, y quedó ahí. Entonces llega la bronca... ¿Y por qué te sigues hablando con este? ¿Y para qué quieres saber del otro? Es necesario, siempre se tiene que tener a alguien que te toque las palmas, para cuando te haga falta reír o quieras tirar un rato a la basura. No se "autopajotea" se "pajotea" siempre con alguien, y tener un alguien para eso es muy recurrido en horas bajas.

Mientras ellas siguen mirándose las puntas del pelo y poniéndome los pelos de punta me siguen acusando. ¿Yo? ¿Es a mí? No es culpa mía, señoritas, hay que conservar a dos o tres, aunque solo sea por salud. No soy muy de conservar esta especie, soy más de excepciones; hay que ser práctica con los hombres. Y como dice la Princesa Ana, "amigos ya tenemos bastantes, no queremos más". Así que, para mí, o estás en el saco de las excepciones o en el de los "pajoteadores". Ambos sacos te inundarán de grandes momentos que siempre querrás recordar, pero amigos no, amigos ya no se hacen, no son rentables y bastante nos cuesta mantenerlos.

Lo que no se debe olvidar es lo que dice la RAE: ni se formaliza ni se llega al compromiso. (Qué fuerte que esto lo diga la Real Academia de la Lengua Española). Nunca. Y si al final terminas en horizontal, con su camiseta puesta al día siguiente, ya tienes los días contados. Sal corriendo o lo hará él, cruzar la frontera supone morir, antes o después, dejas de existir y él también; ya ni te hace cosquillas, ni estás esperando la próxima broma, ni el próximo extraño piropo. Así que cuidado con el "pajoteador": no te encapriches, no sueñes, no le escribas borracha si él no lo hace, no te enamores, no canses, no presumas de él, no le confieses nada, no te preocupes por él porque saben cuidarse; no hagas confianza o serás más débil. Aprende a mantenerte en una línea regular. Existen y están ahí para tu conocimiento y disfrute, no hay nada más allá, no tengas visiones ni espejismos. Toca las palmas, y que te las toque, pero como si no hubiera mañana, que de mediocres está la cosa con exceso de cupo. Si la vida de verdad fuera una fiesta como dicen, necesitaríamos a muchos humanos dotados de este don. Reconócelos en cualquier lugar, ficha y practica el "pajoteo"; que cuando es de verdad, se convierte en arte puro.

A tod@s los que me han inspirado aunque sea una palabra de este texto.  Gracias a los que me siguen leyendo pese a tempestades mentales de este nivel.

12 de agosto de 2013

53ª Edición Festival Internacional Cante de las Minas 2013

Texto y fotos: Javier Solomando
 
Contábamos los días, sobre todo la última semana, cada día era un suspiro menos y una motivación más para llega a La Unión y revolvernos flamencos. Comenzaba la hazaña veraniega del Festival Internacional del Cante de las Minas y su 53ª edición con Eva Yerbabuena, pero no sólo Eva, brillaba la guitarra de Paco Jarana, la voz de Enrique "El extremeño" y José Valencia, Valencia... vaya un apellido para un cantaor tan grande, que si fuera Vargas, Fernández, Soto, Cruz, Heredia, Contreras sería otra cosa. La cosa era simple, baile a secas, cante a secas, toque a secas, adornaban el cuadro y los descansos de la bailaora un paso a 3, compuesto por Moisés Navarro, Mercedes de Córdoba que ha sido finalista este año en el concurso, y Eduardo Guerrero, ganador del Desplante hace apenas un día. Calidad desde el principio por seguiriya y hasta el final por soleá, que terminar un espectáculo por soleá es jugársela a una carta que solo conoce la Yerbabuena. La sencillez de la artista desnuda es la belleza de su baile.

El sábado dormíamos la resaca con Vicente Amigo, entre notas románticas y música celta, olía a nuestro mediterráneo y nos dejaba una noche de poca emoción y simple. Con el Antiguo Mercado lleno de seguidores del amigo Vicente, pero el flamenco es otra cosa, colega.

Justo cuando creíamos que la cosa se iba arreglar, caímos en picado. El ambiente en la Plaza Joaquín Acosta era espectacular, flamencos, gitanos, calés, trajes de gala, gente amotinada en las puertas. Era un gran día, era Diego "El Cigala" el que venía a subirse a las tablas con Diego del Morao, y apuntaba bien la noche, como siempre ha hecho en La Unión. Pero no, no toda la carne estaba en el asador, o al menos, este año, había menos carne que poner. El cantaor madrileño se paseó por el escenario, canturreó, se echó hielo en la copa, y agradeció al público su asistencia, qué menos. No nos quedó claro el orden del repertorio, después de una minera meter una sevillana era algo sorpresivo cuanto menos. Una pena ver que Diego ha dejado el flamenco, y que lo que mejor sonó fueron los temas "Corazón loco" y "Compromiso". A pesar del aire acondicionado tanto él como nosotros nos quedamos sin respiración. Qué penita primo.

El lunes llegó Argentina a enamorar al personal. Recital con todas las letras, una señora del cante se sentó ataviada con sombrero, abanico y mantón y nos regaló una clase magistral de flamenco recorriendo palos como el garrotín, la caña, el polo, bulerías, seguiriyas, minera, serrana, soleá, fandangos, cuplés, y aquello no paraba. Profesionalidad y calidad, ella encantada y nosotros también, solo por observar la flamencura que pasea y derrocha por los poros de su piel, y "El bola", Eugenio Iglesias, "Los Mellis" y "Torombo" hicieron también de las suyas. Así que salió la alegría pa fuera, y olvidamos todo lo anterior, porque hay que quedarse siempre con lo mejor. Después Israel Galván ponía la nota vanguardista con su baile, pero este blog es flamenco, y poco espacio queda libre para explicar el arte de este bailarín.


Las galas flamencas se acababan pero aún nos quedaba algo de fuerza para disfrutar de la última: Miguel Poveda. Con una bronquitis, la voz rozada, las lágrimas en los ojos y la mano en el pecho pedía disculpas ante la Catedral del Cante y las cerca de 2.000 personas que allí había esperándole. No importó. Como él mismo dijo "Otras veces he estado mejor de voz y he cantado peor". Hizo lo que pudo y lo hizo bien, a veces, no es necesario estar sobrado de voz para interpretar los cantes, hay que saber matizar y ejecutarlos con lo que se tenga en ese momento como él lo hizo; y se cantó tres mineras que puso los pelos de punta, fue saliendo del apuro y sintiéndose cómodo, haciéndonos disfrutar de un recital único en su trayectoria profesional y en la historia del Cante de las Minas.

Llegaron las semifinales del concurso, que realmente es lo más importante de este festival, eternas noches de cantes de levante, toque por tarantas y baile por tarantos y alegrías, novedades con instrumentos como el saxofón y el bajo eléctrico. Hace apenas un día se celebraba la gran final, donde el jurado tuvo que hacer un gran esfuerzo por dejar fuera de ella a artistas que quizá merecían estar en ella, pero todo no puede ser siempre. En la madrugada de sábado al domingo nos enterábamos que Jeromo Segura, de Huelva se había alzado con la Lampara Minera, Edu Guerrero con el Desplanto, y Pepe Bao con el Filón, quedando desierto el premio Bordón Minero que se otorga a la modalidad de guitarra. Enhorabuena a todos ellos, que lo aprovechen y disfruten de un año que seguro será inolvidable.


Un Festival marcado por los contrastes, por los buenos momentos, por los trasnoches infinitos, por el paseo mañanero, por la olor a pan recién hecho, por la amabilidad y simpatía de sus gentes. Por una organización impecable y preparada, por un gabinete de prensa resolutivo y atento. Por un evento único creado en un lugar único.

Y nuestro periplo en La Unión terminaba así, con luces y sombras, con decepciones e ilusiones, como todo en esta vida. Sin ser conscientes de lo que a veces vivimos, respiramos y presenciamos, sin darle el valor que tienen las cosas hasta que se terminan, hasta que te despides, hasta que las dejas atrás y las ves diminutas mientras desaparecen en la distancia.

Nos vemos el año que viene, siempre es un placer estar en familia.

2 de julio de 2013

#Cigalita: despacito y a compás.

No sé qué ocurrió exactamente aquella noche para conocerlo(s), fue un golpe de suerte, un rebote o una alineación planetaria no anunciada en el telediario; el caso es que yo me siento afortunada de haber estado en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Cigalita es el apodo que me inventé sin apenas escuchar su voz. La primera vez que me dirigí a él fué para hacerle una petición formal: "no me manches el vestido, por favor" a lo que él contestó sin inmutarse "no te preocupes, te compro otro". Ahí nació Cigalita. Horas después se presentó como las personas normales, pero yo ya había realizado la copia de seguridad.
Cigalita es de los que creen que las cosas ocurren por algo, y yo también.

Desde entonces, verlo es convertirme en una muñeca manga: mis ojos desaparecen quedando una línea fina en su puesto y la sonrisa me llega de una oreja a otra, diría que se me ilumina la mirada pero no, no lo hace, porque no se me ven los ojos cuando me río. Lo de “patilarga” y delgada ya va de serie. Manga total.

Cigalita es una persona llena de retazos, unos buenos y otros malos. Pese a su corta edad ya posee grandes éxitos y fracasos en una vida que es imposible resumir en mi blog, el resumen más corto que he encontrado son 14.658 mensajes en facebook.

El nene tiene gracia natural y encanto añadido. Esto jode y alegra a la misma vez. Porque él lo tiene y tú no, básicamente. Él no dice las cosas, él las demuestra a su manera, claro, siempre a la suya, cabezón también. Nunca dirá que tiene ganas de verme, pero irá a recogerme a una estación o vendrá a PL a jugarse la vida, él no dice que confía en mí, dice que soy "trigo limpio". Cigalita nunca tiene nada importante que contar, pero de repente te suelta un bombazo y sin querer entras en taquicardia. Es así. O me corta la digestión, o me hace sudar, o no está tranquilo.

Cigalita es actitud. Eso no se ve a menudo, va a un sitio a pasarlo bien, con la actitud adecuada siempre. Sabe estar, sabe cómo estar, sabe dónde estar. No falla. A pesar de mis palabras, Cigalita no es perfecto, tiene la manía de hacerte sentir mal, fatal. Es una persona con carencia de egoísmo, esta carencia te lleva a pensar en los seres egoístas que habitan el mundo, y qué mala suerte, tú eres uno de ellos, pero Cigalita no lo es. A veces también parezco una muñeca manga tonta y muda, otras me engancho a su cuello y parezco una garrapata pegada a él, ojo, no "garrapatera", y aprovecho para saludar desde aquí a los "Garrapateros"; ellos saben quienes son. Salud bonicos.

No se me va a olvidar nombrar algo muy de Cigalita: es flamenco. Importante. Importantísimo. Minipunto dorado solo por esto. Pero no un flamenco serio de seguiriyas y tonás. Es flamenco de personalidad. Le gusta todo lo que se acompañe con palmas, que suene a fiesta, a estar entre amigos, le encantan las camisas flamencas, indumentarias calés, y todo lo que conlleva este mundo minoritario y desconocido. Cigalita anda el flamenco, lo pasea, lo canta, lo baila, lo fabrica, lo pellizca y sobre todo lo disfruta. Descubrimos en Madrid el flamenco improvisado, el callejero, el gitano, el mediático, el preparado, el turístico. Descubrimos más cosas, pero sobre todo descubrimos a nuestro amuleto de la suerte: Gamboa. Ver a Gamboa es símbolo de unión de tres conceptos: flamenco, juerga y vacaciones. Tres conceptos que son los que nos unen y todo empieza a convertirse en un triángulo oscuro y "paposo". Qué miedo. Cigalita es la armonía y la melodía que retumba con eco incansable como las bulerías de la Perla, las alegrías de Gades, los tangos de Poveda ó los fandangos del Cigala. Ese es él, el que me diferencia conceptos como altura y grandeza, compañía y presencia, desmotivación y pasividad. Un sabio tiznao.

Existen cosas de él que aún no he nombrado, y son las que atrapan.
Por un lado es algo innato, Cigalita no es consciente de nada, ni de cómo es ni quién es, hace las cosas y punto. Hechas quedan, y allá cada uno con lo que piense. Utiliza muy bien la frase "Yo soy así" porque le da valor real. Por otro lado es alguien especial. No porque él quiera serlo, simplemente no hay otra opción, lo es. Luego está la riqueza de sus palabras, sus inspiraciones y sus momentos en horas porno de decir verdades como templos y compartirlas conmigo, puto placer siempre.

Por todas estas pinceladas superficiales yo considero que Cigalita está en peligro de extinción, vive en mi saco de Calidad Ibérica con más personas y en algún otro saco vive solo. Necesita pancartas de tamaños inhumanos para creer en algo y aunque parece que no le gusta, realiza la travesía del desierto, sendero que ha alternado con los cuatro Caminos de Santiago que lleva en sus delicados tobillos.

Cigalita es nobleza, es luz, es naturalidad espontánea, es una buena sensación, es flamenco de caramelo, es una sonrisa a compás, es una noticia grata. Es el que se preocupa, el que se calla, el que siempre está, el que aguanta, el que aguanta demasiado, el que planifica, el que se deja llevar, el que se agobia, el que valora, el que te aporta, el que adora a la familia, el que aprecia un momento sincero, el rey del dialecto, el creador de parodias, el todopoderoso, el competitivo, el capaz de todo, el dueño de nada, el que tiene clase. Ce-ele-a-ese-e. Pues eso, clase.

¿Por qué Cigalita? preguntas idiotas no por favor. O no sabes leer bien y tienes problemas dialécticos o eres una chica de 12,99.

Siempre digo que entre él y yo no existe distancia sino días en el calendario que tachar. Así que, un día menos, un día más. Vivimos en una cuenta atrás constante.

Hoy era el día, me encuentro lejos de él y de todos como me gusta estar siempre que os escribo. Tocaba intentar explicar mi extraña percepción del tiempo, de las personas, y de lo que me aportan. Como él, como yo misma. No sé si lo he conseguido, pero sólo puedo decir tres palabras más: Óle tú #Cigalita!!

"Lo importante es lo que no se nota, pero siempre está"

17 de junio de 2013

El compromiso de una PEÑA FLAMENCA.

Llevo desde principios de año viajando por motivos flamencos, y de placer, dicho sea de paso. Comencé el año en Murcia y su Cumbre Flamenca, subí a Barcelona para ver a Marina Heredia; giré a Sevilla para asistir al homenaje a Carmelilla Montoya y a la bailaora Ángeles Gabaldón, seguí por Portugal y terminé en Fez, Marruecos, en el Festival de Músicas Sacras del Mundo disfrutando de Carmen Linares, La Macanita, José Valencia, Andrés Marín y el maestro Paco de Lucía. Ahora preparo el viaje a Madrid, donde Miguel Poveda conmemora sus 25 años de profesión en la música con el reto de llenar la plaza de toros de Las Ventas de aficionados.

Bien, resumiendo, estos han sido mis viajes flamencos que no creo que terminen aquí cuando va asomando ya el Festival Internacional del Cante de las Minas. Lo que quiero decir con esto, es que en cada ciudad me he encontrado con un flamenco distinto en formato, guión, programación, cuadro, organización, ect... y en más de una ocasión me he preguntado por uno de los pilares de divulgación: LAS PEÑAS FLAMENCAS.

Me gustaría saber ¿Dónde están las peñas flamencas? ¿Cuál es su programación mensual? ¿Reciben subvención pública? ¿Como se financian? ¿A través de que medio difunden sus propósitos y actuaciones? ¿Utilizan redes sociales? ¿Cuántas Peñas Flamencas hay en España? ¿Cuántas en Andalucía? ¿Cuántas Peñas Flamencas están en activo? ¿Están verdaderamente comprometidas con el desarrollo, la divulgación del flamenco?

Me gustaría saber muchas cosas, porque me da la sensación de que son "guetos" cerrados a un número de socios que gestionan y hacen flamenco a su manera. Y si no es así, disculpen mi ignorancia lectores, pero yo no veo movimiento alguno de la mayoría de ellas, salvo las que organizan un festival anual, y poco más. La mayoría, no todas.

En esta época de crisis creo que se debería de apoyar más al flamenco desde estos espacios, volver a la raíz, a la esencia del flamenco cercano e íntimo, pero de verdad que desconozco como funcionan este tipo de entidades privadas flamencas. Algunos estamos hartos ya de espacios públicos, ayuntamientos de por medio, y compromisos culturales que no dejan espacio para la libertad de programación, fechas y precios de localidades.


En Sevilla recordando a un genio.


Esta es mi reflexión, una de tantas que he tenido entre tanto autobus, tren y avión. Desearía que las peñas o los socios se planteen moverse, pero de verdad, como si fuesen ha bailar HulaHop y se jugaran la cadera, y se tomaran en serio la realidad de los flamencos. Venga flamencos y aficionados, animaos.

Y hablando de peñas flamencas, aprovecho para nombrar a la Peña Flamenca Los Pajaros de Murcia, que está intentando un nuevo método de financiación para su nuevo local. Mucha suerte con la causa, tenéis mi apoyo. Podéis colaborar con ellos a través de este enlace.
http://www.verkami.com/locale/es/projects/5842-nuevo-local-para-la-pena-flamenca-los-pajaros

Un abrazo a todos, pronto más flamenco y más personalidad. Mientras, espero vuestras respuestas. Gracias siempre.

21 de mayo de 2013

... Al otro lado de la cama.

Si sentir frío ahora significa apreciar las ausencias, siento frío.

Si tener miedo es pensar en el rechazo de un deseo, tengo miedo.

Si ser realista consiste en mostrar negatividad, soy realista.

Si esperar es callar y estar ausente, estoy esperando.

Si imaginar es tener esperanza en que algo ocurra, estoy imaginando.

Si esconderse es no querer mostrar nada de lo que sientes, estoy escondida.

Si llorar es sentir como se te ha partido el alma, estoy llorando.

Si defenderse es lo mismo que escudarse en una verdad, me estoy defendiendo.

Si olvidar es omitir aquello que aunque sea bueno te hace daño, estoy olvidando.

Si arriesgar es arrojar al vacío una parte de mi, me estoy arriesgando.

Si escribirte es una forma lenta de esperarte, te estoy escribiendo.
 


Y si no traspasar tu piel desde dentro hacia fuera te duele, te estoy doliendo.
 Quizá he encontrado mi sitio y tú no quieres que me quede... al otro lado de la cama.


Nos vemos pronto, volveremos a las ciudades a perdernos de nuevo, juntos. Gracias por leerme siempre.

8 de mayo de 2013

Jesús, ¡QUE FLAMENCOS!

Mi ausencia en este mes no es casualidad, quería dejarle a #ElNiñoDelGlobo su espacio para cavilar y la intención de respirar aire fresco en mi rincón bloguero.
Tras visitar Sevilla estos días atrás y enamorarme de pedacitos de la capital andaluza coincidí por casualidad con el cantaor onubense Jesús Corbacho en el Museo de Baile Flamenco, y al día siguiente lo volvía a escuchar en el homenaje a Carmelilla Montoya. Pasados dos días de eso alguien me decía la maestría de Jesús Carmona al baile y la sorpresa que causó en Sevilla hacía pocos meses, y horas después un aficionado al toque me preguntaba que si había escuchado la guitarra de Jesús Núñez... circunstancias flamencas me hicieron pensar durante mi viaje de vuelta que parte del nuevo flamenco tienen este denominador común: Jesús. Y por suerte mía estos tres artistas los he visto en directo al menos una vez, otros incluso cuatro veces. Os dejo una muestra de cada uno de ellos, para disfrutar de este nombre bíblico que significa "salvación". ¿Salvarán el flamenco de los malos usos y las nuevas etiquetas que lo desvirtúan?

Jesús Corbacho:
aficionado desde la cuna, nace en Huelva en 1986, su cante recuerda a Caracol y su dicción a veces te activa toda la atención. Forja su carrera en el cante de atrás, acompañando a numerosos artistas del baile como Rafael Campallo, Merche Esmeralda, Milagros Mengíbar, Marco Flores o Rocío Molina. Lo reconocerás por su sello personal en la voz, lo escuchas una vez y lo recuerdas siempre, no tiene más adornos que melodías, caracoleos y a veces, esa voz que tiembla, quien sabe si es frío, dolor o la pasión con la que canta. Tiene un trabajo discográfico llamado "Debajo del Romero", puedes escuchar un tema aquí.

Jesús Carmona: su historia va en sus botas de trabajo, nació en Barcelona en 1985 y es licenciado en Danza Española y Flamenco por el Instituto del Teatro y la Danza de Barcelona. Ha trabajado con Antonio Canales, Rafael Amargo o El Güito antes de comenzar su andadura en el Ballet Nacional de España del que ha sido bailarín principal. El año pasado ganaba el "Desplante" en el concurso del Cante de las Minas de La Unión y a partir de ahí ha lanzado su carrera como bailaor, dejando el Ballet y montando su propia compañía con la cual ha estrenado su primer trabajo "Cuna Negra & Blanca". Lo reconocerás por sus talones ligeros y sus giros de remolino imparables cuando comienzan a dar vueltas. A medio camino entre bailarín y bailaor. Puedes ver su baile en este vídeo.

Jesús Núñez (Jesuli): este guitarrista nació en el Puerto de Santa María en 1980. Con residencia en Madrid por motivos de trabajo, la versatilidad de sus manos son su gran baza. Ha acompañado con su instrumento a Sara Baras, Marco Flores, Javier Latorre, Manolo Marín, Pitingo, María Toledo, India Martínez, Rancapino, El Barrio o Israel Paz entre otros muchos. Puedes encontrarlo en vivo en algunos locales y tablaos de la capital española mientras prepara estreno para la época estival con Marco Flores en la Bienal de Málaga. Lo reconocerás por su toque añejo y rancio a veces, sin grandes adornos y con pellizco. Ha hecho de la experiencia sabiduría y tiene un semblante fresco y risueño en las tablas. Puedes escucharlo acompañando a Israel Paz aquí.

Evidentemente hay más "Jesús" en el flamenco actual y en diferentes disciplinas, esto es solo una muestra de lo que se puede encontrar con dos denominadores comunes: su nombre y su magia.

Núñez, Corbacho y Carmona. ¡Jesús!

2 de abril de 2013

#ElNiñoDelGlobo

"Había una vez un niño que se encontró un globo, y ese globo tenía dueña, era yo... Pero decidí dejárselo un tiempo para saber si merecía tenerlo... No fue mucho tiempo, tan sólo el que él necesitó. Pasó los primeros días agradeciendo el regalo, disfrutando con él y compartiéndolo conmigo. A menudo peleábamos por él, nos decíamos cosas llenas de rabia y luego volvíamos a buscarnos y decirnos la verdad. El globo era mío o suyo, pero no podía ser de los dos.

Peleé por él, corría siempre para no perderlo, tenía miedo de que el viento se lo llevara a un lugar donde fuese inalcanzable y todo se esfumara; pero el Niño del Globo corría más que yo, era fuerte para avanzar y sus brazos me aventajaban. Me dejaba atrás una y otra vez, hasta que un día yo no tuve fuerzas para seguir detrás del globo, mirándole siempre la espalda al Niño, soportando su silencio y su mirada hacia otro lado sin importarle más que el globo que un día le presté. No me miraba a mí, ya sólo miraba mi préstamo.

En un momento de despiste el Niño del Globo soltó el globo, pero yo ya no lo cogí, algo me impidió hacerlo; me di cuenta de que yo no quería mi globo, estaba medio desinflado y estropeado, yo necesitaba la atención del Niño. Deseaba jugar con él y tener las manos libres y las piernas descansadas de correr; disfrutar y reír. Yo imaginaba cómo el Niño del Globo me pasearía de la mano para no perderme, me explicaría escalas con seis cuerdas, haría magia con ellas, crearía melodías nuestras, enrabiaría con mis bromas y me apretaría contra su pecho para no tener miedo. Pero eso era lo que él tenía y yo ignoraba: miedo. Aunque no fuera a mí ni a lo que yo le ofrecí, un simple globo.

Nunca se lo dije, pero lo miré cuando el globo ascendía hacia las nubes, esquivando hojas de árboles y lluvia ligera, y vi cómo el Niño estaba lleno de dudas y de inseguridad. Ni siquiera me vio allí ese día, pero estuve a su lado mirando al cielo sin mediar palabra; él estaba ciego y yo era invisible. Ese Niño aquel día no le dio importancia a perder mi tesoro prestado, no se percató que estaba allí mirándolo a él y no a mi globo. No pensó que me estaba doliendo más su ausencia que aquel trozo de plástico que bailaba a merced del aire. No pensó nada. Se quedó mirando cómo volaba y se iba haciendo pequeño hasta perderlo de vista. Agaché la cabeza y seguí caminando sola, sin él, sin excusa, sin ilusión, sin ganas, sin fuerzas. No había motivos para quedarse allí.

Desde entonces no lo he vuelto a ver, se fue a vencer su inseguridad y eliminar sus dudas, a buscar su futuro con constancia y talento, a tropezar con alguien que lo cuide sin globos pero como él desea, se marchó por otro camino que tampoco es fácil e hizo la maleta en un instante; -Ojalá seis cuerdas fueran suficientes en esa maleta-. Esta fue mi última plegaria mientras me secaba las lágrimas."


-There is always hope-  Banksy

Gracias mil por leerme, es una manera de hacerme compañía.

A todas las personas que leían la historia a través del hastag #ElNiñoDelGlobo en twitter y me pidieron el final, a las que no lo hicieron, y a las que ignoraban su existencia; y por supuesto a él... por inspirarme, a veces, demasiado.

25 de marzo de 2013

Salvador "EL GATO".

A mi abuelo materno, en el vigésimo aniversario de su partida.

Salvador "El Gato" siempre fue un hombre peculiar, no le gusto llamar la atención pero lo hacia a menudo porque era un ser especial y entrañable. No fue vividor, pero es la profesión que yo siempre le he dado, porque le hubiese gustado serlo. De toda la vida, fue un vividor que vivió la vida, envuelto en tabaco, sardinas y gambas. Como buen gato que se precie.

Era mi abuelo, a pesar de que se fue hace muchos años aun recuerdo miles de cosas y detalles de su ser. Su brazo apoyado en la ventanilla bajada de su coche, sus manos oscuras, su talante en traje de chaqueta y corbata casi a diario. Coqueto y perfumado. Como buen gato que se precie.

Saboreaba la vida como si cualquier día fuese el ultimo, y por eso se fue en paz. Devoró el sabor de la vida a cada minuto, envuelto en bromas y risas ajenas. Rodeado siempre de su gente, buena gente, buenos gatos donde se precien.

Él era el rey de su tejado, del tejado de todos los gatos, que es la estirpe de mi madre. Toda la vida dándose caprichos a él y a los demás. Toda la vida brindando por todos, y primero por el y después por todos sus compañeros, como buen felino.

Recuerdo bromas que ahora entiendo, con quienes le conocían, bien rodeado siempre de cómplices y testigos que hoy lo recuerdan mas que yo, porque al final siempre es lo que te queda, la raspa de la sardina que se comió un buen gato.


Viajes, ciudades bonitas, toros, zapatos de charol, vestidos de puntillas y uñas afiladas… a sus crías nunca les faltó de nada, ni un mimo, ni un capricho, ni un pellizco de pescado fresco. Gatos al fin y al cabo.

Mi abuelo siempre será un gato, recordado en todos los tejados de mi tierra y la que nos rodea. Qué feliz estaría viéndonos sonreír en familia, algo que nos enseñó, era su manera de vivir. Era un vividor, siempre en los tejados esperando la ultima carta de naipes que quemar, el ultimo céntimo que gastar; y el único amanecer que no fue suyo fue cuando se cayó del tejado para bajar a la tierra por siempre jamás.

Pero nunca antes descendió, y por supuesto no se tiró, lo suyo eran las alturas, donde nosotros permanecemos ahora, por él y por todos los gatos.

Como buen gato que se precie, sardinas y amanecer. Hasta que el sol se ponga estaremos maullando. Hasta que nos caigamos del tejado estarás con nosotros, ahora y siempre, Salvador "El Gato", el gato que tuvo más de siete vidas.

4 de marzo de 2013

La huella de Curro Piñana.


Llega un tiempo y una edad en la que te paras a pensar en flamenco, en experiencias y vivencias y te sientes mayor. Más mayor que tu propia edad, más de lo que te pesan los años, más que todo. Pero no se me quitan las ganas de abandonar el sendero, de seguir escuchando, viendo y aprendiendo, aunque el aprendizaje a veces te haga viejo.

Cuando yo tenía 14 años, en casa, nos recuperábamos del infarto de mi padre y poco a poco le iba saliendo de nuevo la voz. Más pausada y más limpia, más flamenca. Una noche de final de verano nos reunimos unos cuantos amigos de la familia e hicimos una reunión flamenca memorable.

Allí me presentaron a Carlos Piñana y Curro Piñana, a sus padres y demás familia. Acababan de despegar, y yo notaba entre cantes y palmas como con Curro tenía una afinidad que no notaba con nadie más de los presentes. Con 14 años no sabes casi nada, yo apenas sabía distinguir palos, compás, cantaores y algo de historia del siglo pasado de flamenco, cafés cantantes y festivales. Pinceladas de un cuadro más grande que el Guernica.

Curro había ganado la Lámpara Minera ese año, creo recordar, 1998. Su tierra había sido la primera en reconocerle su labor. Estaba estudiando psicología pero su estirpe es de las más flamencas de la Región y una de las grandes precursoras de los cantes de levante. Lo diré así, Currito tenía una garganta sana, sin adornos, y cantaba por derecho.

Nos veíamos en fechas flamencas: saetas de Semana Santa, Festivales de la zona, cumpleaños de amigos comunes y todo tipo de evento flamenco que se preciara. Carlos siempre fué más independiente, más creador de melodías con su guitarra, más hermético, más Piñana. Pero Curro era gracioso, era atento, educado, el feo de la familia, el que pululaba con unas y otras, el imitador, el burlón, el alma de una fiesta.

Tengo que reconocer que yo de los Piñana he aprendido mucho, pero mi fuente siempre fué este cantaor. Me explicaba un origen, una letra, me describía a un cantaor, me hacía ver la sensibilidad de las cosas, el arte de un movimiento, el saber disfrutar de un momento y quedarte con lo mejor. Me enseñó a valorar la esencia de mi padre y cuidarla como él siempre ha hecho desde que lo conoce.

Aunque para mi Curro es muchas cosas más que un simple cantaor, su cante hace años que no me llega como antes. Sus fusiones y sus incursiones con otras culturas no comulgan con mi forma de sentir el flamenco, a veces, me ha tocado el alma, pero instantes casi inapreciables, su voz se ha alejado del cante jondo. No soy amante del falsete, de las escalas líricas, de las modulaciones excesivas. Lo que son las cosas, quien te induce al flamenco después dejas de sentirlo.

Todavía coincidimos en casas amigas, y compartimos grandes momentos, y ahí es donde vuelvo a ver al gran cantaor oscuro y profundo. Un cantaor que suda, que se pelea con su cante, se revuelve con la guitarra, que gesticula flamenco, y que sale airoso de los tercios. Eso si toca, y hasta hace herida. Curro es un cantaor de cátedra aunque lleva su cante por otros mundos paralelos.


Y se ha nutrido de lo mejor, además de su familia, yo lo he visto aprender del compás de Chano Lobato, de la maestría de José de la Tomasa, de la fuerza de José Menese, de los romances de mi padre... Lo he visto ser esponja y hacer espuma. Aquí no se para de aprender nunca, él lo sabe bien.

Él es consciente de que lo quiero, que siempre le he tenido un cariño mágico, y mi familia también. Pese a que su cante no sea ya tan puro, es un sabio que colaboró con la labor de hacerme una buena aficionada. No sería una persona franca y honesta si no lo escribiera aquí. Gracias Currito, por las idas y las vueltas que tanto te gustan, por tus cantes de levante que tanto me gustan a mí, por enseñarme un camino, por estremecerme.

Nos vemos pronto, familia.

11 de febrero de 2013

ATEMPORAL

Hoy quería escribirle a él, a mi, a nosotros. Tengo la sensación que siempre estamos los dos en el mismo punto, pero yo a veces me aburro de disimular, él sin embargo se ha fabricado un atuendo de naturalidad para estos casos extremos. Hay días, espolvoreados en el tiempo y en los años que hace que nos separamos, que aún lo echo de menos. Qué cosas.
Entonces voy a él, que sabe aún sorprenderme y se desnuda despojándose de su traje de piedra y me cuenta la verdad. Sí, es recíproco. Nos echamos. Yo siempre lo he sabido pero nunca he podido demostrarlo. Él odia la mentira, pero a veces me omite la verdad. He tenido un golpe de suerte merecida. Ahora es cuando él lee esto y se arrepiente eternamente de habérmelo dicho, más lo siento yo.

Tengo unas ganas horribles de ir corriendo hacia él y engancharme en su cuello, sentirme segura, comprendida y tranquila; y ver una mirada limpia de cariño como siempre la tuvo, la tuvimos. Su gesto y su detalle me hablarían de todos estos años, me dirían donde estoy yo, que queda de mi después de tanto tiempo y tanta distancia de por medio. Tengo frío y miedo, sin embargo siento que por dentro las dudas me están haciendo arder. Merece la pena saberlo, merece la pena volverlo a sentir, merece la pena romperme como una niña delante de él. No lo sé. Disimulemos. Salir, beber y el rollo de siempre. A lo Iniesta.

Asumamos que nuestra relación ha sido siempre atemporal, y sigue siéndolo, mientras estábamos juntos y después también. No entiende de momentos, de circunstancias, de personas, ni de nada más que no sea el uno y el otro, juntos o separados, con vidas independientes, estables y tranquilas. Que más da, si al final todo me sale siempre bien (del revés) y estamos unidos por algo que no se puede tocar pero que es real. Tenemos una forma de mirarnos y de sentir que con el tiempo no se olvida, ni se transforma, ni se marchita, ni se mata; el tiempo a nosotros no nos afecta, ni nos cambia, ni decide por nosotros. A veces nos gusta, otras nos odiamos por ello. Y disimulamos muy bien.




Desde que él decidió irse no he permitido que nada me haga daño ni que nadie me duela. Eso hay que ganárselo, el sufrimiento gratuito es para ineptos. Me gusta tener una llaga que ha cicatrizado pero no ha desaparecido, es la sangre negra de esta herida brota que me recuerda una y otra vez que él es demasiado para encerrarlo en un recuerdo o guardarlo en un adiós. Él no es perfecto, ni yo tampoco, pero teníamos millones de formas de querernos, demasiadas, y eso no nace en cualquier relación; ¿suerte? quizá. Mejor sentirlo una vez que no conocerlo nunca. Seguiré conociendo a personas que me decepcionen, me desilusionen, me sean indiferentes y me produzcan desinterés, y otras que me despierten lo contrario, pero nada será igual ni habrá mil formas de reír, ni habrá un sentimiento que me haga vibrar porque algo atemporal no quiere irse al olvido, lucha y pelea por seguir viviendo en mi y lleva ganando batallas unos cuantos años. Encima es recíproco, como siempre. Que le vamos hacer, tendremos que disimular.

Aquí estoy, de incógnito, esperándolo en la esquina con las manos vacías metidas en los bolsillos, con la mirada alta, sin escudo en el corazón y con un atuendo de naturalidad prestado. Sin rencor, con ganas de mirarle a los ojos y saber la verdad. Quiero que me recuerde quien soy yo mientras me mira y hasta las palabras se me olvidan, eso es. Puede que encuentre un hilo de vida a su lado o que no encuentre nada más que restos. Me cruzaré contigo pronto y no se como haremos para llegar, al mismo tiempo tu que yo...

 
No hay canción para esto, ya las he cantado todas.

21 de enero de 2013

Pellizco: justificante de permanencia flamenca.


Me gusta despertarme con soniquete, recordar letras en la calle y canturrearlas. Me gusta esperar a alguien mientras zapateo o repasar escobillas con los zapatos de calle. Me gusta quitarme el abrigo como si fuera un mantón de manila o un capote de toreo. Me gusta pasear llevando el compás en las manos o haciendo palillos.

Me gusta maquillarme para salir y hacerme la raya en el ojo y después borrarla. Probarme la ropa y hacer poses flamencas.
Me gusta sentarme en las sillas de enea con la espalda recta como si me fuese a templar. Me gusta mirar al mundo igual que miro algo flamenco, con interés y desafío. Me gusta usar a diario palabras como jurdeles, canguelo, calé, fatiga, duquela, y un largo etcétera...

Me gusta observar todo lo que lleva lunares o me trae un aire canastero. Me gusta acordarme de coplas cuando veo a ciertas personas y cantarlas al verlas llegar de lejos. Me gusta enseñarle a mis sobrinos a hacer palmas palmitas pero yo se las marco por bulerías para que se rían y me gusta que asocien que me voy a bailar cuando me pongo vestidos para salir de noche.

Me gusta mirarme en el espejo la espalda, verme la rueda del carro tatuada y pensar que es perfecta. Me gustan mis caras de mala ostia cuando conduzco porque voy escuchando cante rancio y la gente no lo sabe. Me gusta mirar fotos y recordar grandes momentos de arte, sonreír y alegrarme de haberlo vivido. Me gusta hacer todas estas cosas sin ser consciente. Me gusta estar con amigos que comparten este arte y reír de cualquier cosa. Me gustan que me acepten de esta manera y sepan que esto nunca cambiará. Me gusta dirigirme a los artistas diciéndoles "maestro" y mirarlos fijamente. Me gusta contener la respiración en un quejío a ver si llego a asfixiarme un día.

Me gusta conocer a gente que puede entenderme o hacerle gracia estas tonterías, pero no soporto a los que ignoran la cultura flamenca y creen que es un estilo musical más. Perdonen, pero eso no. No me gustan los que no saben escuchar, los que se van de compás y me pierden. Los que preguntan incordiando haciendo imposible crear un momento de complicidad flamenca. Porque nada les importa. 


No me gustan los artistas que no son cercanos, los que cantan y se van sin más, los que no dan nada en un escenario ni fuera de él. Porque esto no es un simple negocio. No me gustan las aficiones intermitentes, soy más de permanencias justificadas. No me gusta la infidelidad, la mentira y la injusticia de un arte como este. Ni de la vida en general. No me gusta que se le maltrate, que se le infravalore, que se le falte el respeto porque formo parte de él y considero que me atacan a mi también.

El flamenco no tiene truco, es bello sin adornos, es algo desnudo que te viste y te hace pelear sin moverte. Es generoso en variedad, geografía, estilos, disciplinas... Eso sí, quien no nace con algo dentro que le pellizca es imposible que haya entendido alguna de las palabras de este texto. 



Y es que los momentos, las personas o las cosas te pellizan sin avisarte.
La antelación aquí es algo muy relativo. Y la objetividad es imposible de mantenerla a flote la mayoría de las veces. Somos lo que sentimos, pues eso.
Sigo mi rumbo según lo previsto, flamencos.

Hasta pronto.

8 de enero de 2013

Con permiso: Joaquín Cortés.

Me daba extrema pereza quitar mi anterior entrada de principal, estaba tan sarcástica que volverme flamenca iba a ser un cambio brusco. Pero yo soy así, de bipolar, no de brusca.

Ya terminó la navidad. Las comidas, las cenas, las copas, los villancicos, los regalos, los besos, los roscones y demás. Por fin se acabó. Feliz año a todos, punto y pelota.

A mi hoy me gustaría hablar de conquistas, de sentimientos desnudos, de palabras absurdas, de orígenes ancestrales, de leyendas y batallas. Pero el nuevo año no me trae nada novedoso. Era de esperar. Entonces yo me vuelvo flamenca, y me escondo otra vez para sentirme lejos de la gente.

Y él siempre está ahí, mirando, con su torso desnudo y su mirada desafiante para no dejarme ni dormir. Él, de negro, de blanco y negro, de oscuro flamenco que un día envolvió todo su ser y nos dió la libertad. Para mi fué y lo será siempre, esa novedad mágica que se alejaba conmigo de todo y se acercaba a mi corazón una y otra vez sin poderlo remediar.


La danza lo llevó a lo más alto, hace más de 20 años, fué la revolución de masas, la idea de una conquista que no fue frustrada mientras hubo flamenco para dar y repartir dentro de él mismo, y tenía tanto arte que lo regalaba y lo demostraba de forma incansable hasta que no tuvo la fuerza.

Si a estas alturas alguien no sabe de quien estoy hablando también puedo decir de él que inventó y reinventó grandes fórmulas dentro del baile flamenco, del cuadro de cante pa tras, de los instrumentos, de vestuario y de las formas de coreografía.

Fue un genio demasiado temprano: Joaquín Cortés.


A veces me entristece ver que la afición no le reconoce lo que en su día hizo, lo que aportó. Pocos espectáculos de baile eran tan de verdad como los suyos, reales escenarios llenos de puro sentimiento, de ideas geniales y de puestas en escena atrevidas, inigualables en los años noventa y principios de nuestro siglo. Su música era simplemente sublime para el baile, quien no se ha puesto alguna vez "Dicen de mi..." de Pasión Gitana y se ha puesto a soñar, por favor, es una obra magnifica, su gran obra.

Cierto es también, que los años no han jugado a su favor, que no se ha sabido mantener o simplemente no ha querido, decantándose por otros asuntos alejados de baile y mas cerca de un candelero de prensa rosa. Eso no es cosa mía. Yo me quedo con su movimiento, con sus sorpresas, con la manera que nos enseñó en su día de mirar hacia el flamenco. Con una total libertad y un gran respeto. Y se debe de reconocer.

Joaquín Cortés conquistó el mundo, entero. No estaría de más que volviera este año, pero dudo mucho que ya lo haga. Ha aparecido entre luces y sombras estos últimos tiempos, pero ya no se acerca a la raza mágica que lo envolvía antes. O al menos yo no tengo esa percepción.

Era visual, cuidaba detalles, su música era casi mejor que su danza, todo estaba medido pero parecía tan natural y tan flamenco... que pensarlo ahora me parece un simple sueño que nunca existió. Pero ahí está, cada vez que abro el armario y yo me pregunto mil cosas cuando lo veo.

La belleza del baile masculino, antes de que vinieran los Farrucos arrollando se llamaba Joaquín Cortes. El bailarín más bello de la tierra.

Recuerdo la voz de una de mis profesoras marcando un paso diciendo... "Hazlo a lo Joaquín Cortés"; "Eso es muy de Joaquín Cortés". Siempre lo tuve presente. Era irremediable. Nadie se había desnudado antes en un baile, nadie había parecido más indio y tarzán, nadie parecía un ave rapaz dispuesta a echar a volar. Nadie conjugó en el cuadro musical violines, flautas, percusión, voces, palmas y composiciones tan originales, que ahora vemos normal. Pero antes no lo era, ni mucho menos. 




Fue tachado de muchas cosas, y lo seguirán tachando, pero a mi Joaquín Cortés me tocó el alma un día, de carne y hueso y con eso me quedo, como siempre, hay que quedarse con lo mejor.

Vamos a darle el sitio que merece, no el que otros le dan. Un maestro, un innovador y un gran bailarín. Con su permiso. Ese es Joaquín Cortés.