Me gusta leer, es lógico. Si te gusta escribir primero tienes que empezar por leer. Cualquier cosa, desde blogs, a diarios, libros, ect… A menudo leo entrevistas de personajes o artistas que me resultan llamativos, sobre todo por si hay entrelíneas; a veces están aposta otras no.
En el tema flamenco, limitándome a la disciplina del cante, leo entrevistas por doquier; de los de antes, de los de ahora, de todos. Analizo las preguntas, las respuestas, la estructura del texto, la introducción, los paréntesis… intento aprovechar toda la información que me aparece (rara vez me parecen interesantes de contenido). Es curioso como los cantaores/cantaoras de antes hablan en ellas de sus “colegas” de la época o más viejos que ellos mismos, alguna vez, nombran a cantaores poco conocidos o aficionados que escucharon o conocieron. Hoy en día no encuentro similitudes de actitud. Los cantaores actuales nombran a los artistas de antes, no a los colegas del mundillo con los que se reparten el pan, salvo colaboraciones que exige el guión, que es cuando se adoran. No se critican, no se destacan. Nada. Antes lo mismo que se daban palmadas en la espaldas a alguno también se le clavaban puñaladas.
Si leemos una entrevista de hace 40 años, los nombres de referencia son los mismos que hoy: Pastora Pavón, Manuel Torre, Antonio Chacón, Manuel Vallejo, Pepe Marchena, Manolo Caracol, la Fernanda y la Bernarda, Antonio Mairena, Porrinas de Badajoz… y un largo etcétera de artistas ya desaparecidos estando entre los actuales Camarón de la Isla o Enrique Morente, ausentes también.