Empezó el verano, las vacaciones y el flamenco. Por fin. Aquí estoy empapamdome de flamenco en La Unión, diez días que tienen toda la pinta de ser inolvidables. Se me brinda una oportunidad que no pienso dejar escapar en el mundo que adoro y que es mio, el flamenco. Disfrutando y aprovechando al máximo. No recuerdo la ultima vez que pasé calor porque ando con los pelos de punta a menudo. Anoche Sara Baras trajo su arte a la Catedral del Cante, ese lugar tan mágico. Puedes leer mis reseñas sobre el Festival aqui: www.revistalaflamenca.com
Me encantaría leer comentarios, opiniones y valoraciones para aprender lo máximo posible. Muchas gracias... empezamos, de verdad.
"Pasaban las once de la noche cuando en el Antiguo Mercado Publico de la Unión sonaban los tambores de la guerra de la independencia de Cádiz por bulerías contra los franceses. Así comienza “La Pepa” de la bailaora gaditana Sara Baras.
El nuevo espectáculo de la bailaora después de dos años de retirada por su maternidad trae a una compañía renovada con mucha fuerza y mucho aire de la Andalucía occidental. Ahora Sara Baras dosifica más su baile y le da más importancia al cuadro que le arropa en el escenario. Aparece vestida de rojo sangre, sangre de pasión, pasión por el flamenco.
Baila y se contonea con su falda como nos tiene acostumbrados, algo que solo sabe hacer ella de esa forma tan sutil y elegante. Se abanican las bailaoras con una guajira de aires gaditanos, moviendo con su abanico la brisa fresca de Cádiz. Se diferencia mas claramente que en otros espectáculos el baile masculino del femenino, los hombres marcan el zapateado al compás de bulerías y las mujeres utilizan medios como el mantón de manila en los fandangos abandolados y el movimiento de cadera, brazos y manos con suavidad.
Llega la bailaora gaditana rompiendo con todo demostrando que sigue teniendo el mismo zapateado que antes, de vértigo, de espanto, de pelos de punta. Pero ahora respira, se relaja escuchando el toque de la guitarra y recupera su sentimiento. Marca de la casa, como siempre. Sara Baras se respira, se siente ella misma, se pasea y hace el compás suyo. Se marca una seguiriya de brazos, de manos, de cuerpo y de mujer, como ella es, y remata con sus pies sacando el polvo de las tablas de la Catedral del Cante; y es que zapatea hacia delante, hacia atrás, y dando vueltas. Pero se le nota tranquila, concentrada, escuchando el silencio y levantando las manos como si fuera un ángel que cayó en La Unión esta noche. Se ha echado de menos un paso a dos como nos tiene acostumbrados, esta vez baila con los bailarines de la compañía usando una fórmula distinta, esperaba un baile íntimo con José Serrano. Pero no.
Los aires de Cádiz inundan las butacas con un tanguillo alegre y coqueto, vestuario de la época, decorado sencillo y coreografías imposibles que solo la mente de una profesional como ella puede llegar a crear.
José Serrano marca el silencio del público, y el alboroto, arrancan aplausos en medio de un zapateado individual que pone a los aficionados a los pies de sus botas. Se le ve entregado e incansable, impecable como siempre.
“La Pepa” de Sara Baras se despide con la voz en off de la propia bailaora, diciéndonos que su Pepa tiene forma de mujer y que lucho por nuestra libertad. Sale en un pedestal “La Pepa” en la piel de Sara, colosal y mágica. Vestida de color gris plata como su tacita que es Cádiz y escotada, con todo su corazón al aire, representa a su tierra por toda su piel. Se despide por alegrías de su tierra, con gracia, con salero y con guasa. Se marcha contenta y feliz, se va estando cerca. Y saluda arrodillándose al público.
Sara Baras es una estrella inmensa e infinita como el mismo firmamento. Y La Unión ya lo sabía de antes, simplemente hoy ha vuelto a tener la luz que desprende su presencia."
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