27 de junio de 2011

Entrando y saliendo.

Empezó el calor, días largos e interminables buscando la sombra, la esquina por donde pasa la corriente, el trago fresco de agua que entra directamente en la garganta.
  Descalza, por mi casa entrando y saliendo del calor al frío,
entrando y saliendo del sol a la sombra.
Entrado y saliendo de tu corazón al mío.

Cuando al sol le quedan poco tiempo de vida en el día, se escuchan los pájaros salir a cantar, se recrean en los rincones de las calles y mas tarde lo sustituyen los grillos. 

Cuando el sol de va, sale al patio sin luces ni mas señales. Se sienta en su silla blanca junto a la mesa de piedra donde apoya el brazo y yo cuando lo veo salgo disparada hacia mi cama, abro la ventana, es de noche. Apago las luces y escucho con atención. Todo se queda en silencio, escucho su voz rota, escasa de respiración entonar:

Si el dolor templó mi voz
como los buenos cencerros
el miedo me hizo rebelde
en vez de hacerme borrego
Atardeceres de frío
amaneceres de acero
mi infancia fue una ilusión
si la tuve no me acuerdo.

Cierro los ojos, imagino su semblante, su gesto, su mirada en busca de las estrellas chispeantes de un cielo azul intenso. El verano, es la época mas flamenca de mi casa, y todo son cantes e ideas que fluyen cuando el calor del día se va.

Ya no hay rayos de sol,
llega la luna y con ella el cante,
y la ilusión de un verano por delante.

Buenas noches papá, y cuidado con los vecinos.

Gitana y ordinaria. En el castillo Medina Nogalte. La casa de mi padre.

21 de junio de 2011

Danza y valentía. Sara y Mariana.

Este fin de semana estuve sola en casa. Al menos un día para disfrutar de mi misma y de mis tareas para perder el tiempo vagamente de un lado a otro por los rincones de casa.
Recordé de que tenía algo de flamenco sin estrenar por casa, flamenco sin saborear, sin abrir ni sentir.

Me dispuse en hora de siesta a ver el espectaculo de Sara Baras “Mariana Pineda”, que es el único que no he visto en directo y me compre el DVD para verlo en directo desde mi casa. Y cual grata sorpresa, me alegré de no haber podido ir a verla en directo una historia lorquiana cuya adaptación me pareció de todo menos de Lorca. Simplificar la escenografia y utilizar el decorado de varias formas, a mi me resultó innovador, pero por otro lado, una complejidad innecesaria. Me explico, la reja que conforma el decorado y que utilizan como elemento de separación de momentos, esta bien conseguido…una reja plateada estilo granadino con varias puertas. Unas veces es el interior del convento, otras el recuerdo de Mariana, otras el pasado, otras sentimientos que recuerda…y ya cuando sale la doble (otra bailarina) y hacen un paso a dos, me pareció confundir mucho la historia, dos Marianas Pinedas en escena, algo transgresor, que por fin he entendido por que la obra no terminó de funcionar. Y el gran fallo que le veo, es ¿Cómo se ha planteado la obra de Federico García Lorca? Mis respetos al director Lluis Pasqual, pero se planteó demasiado surrealista, Lorca es Lorca, y Dalí es Dalí.

La música, Manolo Sanlucar, tuvo que entender lo que se pretendía y montar la música, nada fácil, y muy conseguido. Falta flamenco por todos los sitios, pero lo hicieron asi por no caer en el tópico que cogen de la mano a Lorca y al flamenco. Es una opción. Algo distinto de lo que se esperaba, sin duda alguna.

A parte de la escenografía, planteamiento, música…lo mas importante en si es la danza. Sara impecable. Sara ligera. Sara flota. Sara es Sara, y solo hay una. No podían faltar sus juegos imposibles de pies, sus brazos flamencos como siempre, esas manos que no pesan, es que no le pesan…esa cintura de torero, y por supuesto los giros y demás piruetas tan flamencos y tan bien ejecutados que parece que no le cuesta trabajo alguno.
Se desata bailando una especie de bolero con su compañero y pareja Jose Serrano, que ole.
En total incluye tres pasos a dos. Uno con cada uno de los personajes masculinos. Increibles los tres.
Ni que decir que la coreografía del cuerpo de baile, no aburre, como siempre, cambio de posiciones, de color, de luz, de enfoque, de parejas, todo se transforma segundo a segundo. Y eso es Sara al 100%.

Advierto que me esperaba algo mas flamenco, pero solo vi la cadencia flamenca de Manolo Sanlcar y Sara Baras, poca cosa, pero bonito. Me encontré una obra distinta a Lorca y lo mejor, distinta a Sara. Nada que ver con todo lo anterior y lo posterior.

Debería de pulir esas ideas mas, para que funcionaran, aunque yo creo que ella siempre vuelve al flamenco no porque lo necesite para una gira sino porque lo siente, de verdad que si.
En cualquier caso, esta Mariana es distinta a lo que se espera, vengas de donde vengas, seas de donde seas, no es una obra tópica de flamenco, ni lorquiana, ni de Sara.

Una obra atípica. Pero que se debe de ver. Sobre todo para entender que no todo es flamenco.
Mariana Pineda es danza al estilo de Sara Baras, pero no es flamenca. Aún así, es maravillosa.

                                                      Baile imaginario de Mariana Pineda con Federico G. Lorca.



Se baja el telón, y me quedo tirada en el sofá, cigarro en mano pensando en aquella liberal que ejecutaron por una simple bandera y murió orgullosa…¿quién hace eso ahora? ¿Dónde están los valientes?

13 de junio de 2011

MARTINETES.

El martinete es uno de los cantes matriz del flamenco. Perteneciente a la familia de las tonás, se cree que su origen está en las fraguas porque los fuelles gemelos que se utilizaban en ellas se llaman martinetes; cante sin acompañamiento o "a capella" en un término mas coloquial y menos flamenco es uno de los grandes pilares que sostiene el árbol del flamenco, junto con la soleá, siguiriya o tonás, todos ellos denominados "cantes grandes", a veces mal expresado desde mi particular punto de vista.
Para cantar este palo, es adecuada aunque no siempre necesaria, una voz honda y rancia, algo rota y larga de quejío, para poder cargar con hondura todos sus tercios y además expresar la carga dramática que se expresa en cada cuarteta octosílaba rematada con un quejío amargo al final de cada una, y una llamada al dolor a empezar el cante. A veces lo importante no es la voz, es la capacidad de transmitir una pena, una nostalgia o un dolor en este cante monocorde de tercios arrastrados y lastimados.

Se distingue entre dos tipos de martinete: el natural y el redoblao. La diferencia entre ellos es que en el redoblao se repiten algunos de los tercios, cosa que no se hace en el natural:

Nadie diga que es locura
Lo que estoy aparentando
Que la locura se cura
Y yo vivo agonizando. 
(Natural)

Nadie diga que es locura
nadie diga que es locura
esto que estabaíto yo aparentando
que la locura
que la locura se cura
y yo vivo agonizando.
(Redoblao)

Una flamencólica diría que es un cante oscuro, un cante tiznao de negro profundo de hollín de fragua y sudor incesante como si fuesen lágrimas que el cuerpo expulsa, un llanto que no cesa; una flamencólica lo dice y lo mantiene. 

Un martinete no siempre es necesario en un repertorio flamenco, de grandes pretensiones, pero recuerdo uno, en un espectáculo, fué cosa mía...sin mas presentaciones ni mas subidas de telón aplaudidas, una luz tenue cenital en uno de los laterales donde se distinguía un yunque y un martillo, y al golpe rajao y roto la voz honda como un pozo de pena en la oscuridad un cantaor se entonaba por martinetes, algo oscuro y triste, emocionante para prepararte y despertarte del letargo, empezar a sentir sensaciones y no parar en toda la noche. Una fórmula, no muy explotada para el resultado tan expectante que deja al publico, lleno de atenciones y concentrado en entender ese quejío largo ensordecedor que retumbará en tu cabeza una y otra vez.

Quizá debería haber empezado explicando las tonás, quizá el primero de todos los cantes y base fundamental para muchos cantes.Pero el martinete suena ahora en mi cabeza ensordecedor golpe al yunque, calor de chimenea y olor a fragua. Porque me gusta saber estas cosas, y sobre todo, compartirlas.

Os dejo una recreación de un martinete, en la forma de entender al maestro Enrique Morente, especial pero con raíz, esa forma que él siempre tuvo de recrear aquello que sentía, dentro o fuera del flamenco de arraigo, en este martinete incorpora varias voces a canon, baile con caballo casto y español, acompañamiento de palmas, coros lejanos y como siempre Magia.


Y también, para los puristas, ya que yo ando siempre entre dos aguas y dos corrientes, os dejo al maestro José Menese, sencillez y sabiduría.




Me despido con una de las letras mas flamencas que escuché por martinetes.

Yo ya no soy quien era,
ni quien debía yo de ser,
soy un mueble de tristeza,
arrumbaito en la pared.

Nos vemos pronto.

Algún día el yunque, cansado de ser yunque, pasará a ser martillo.