13 de marzo de 2014

El dueño del arco iris

A la eterna sonrisa

Llevo evitando esto hace tiempo, esquivando esta necesidad de escribir, siempre en silencio. Porque no soy la única que navega en este barco, ni a la que más le duele; porque no soy nadie. Pero todo fluye, son rachas, y creo que siempre me parecerá ayer.

Te busqué antes de irme a dormir, era una tradición; solo porque me dijeras que me quedara. No me equivoqué: "Panderetilla, ¿dónde vas ya?". Me encantaba escuchar esto y hacer lo que me diera gana. Recuerdo como el verano terminó cuando me dijeron que no te volvería a ver; me acordé de esa conversación de sonrisa cansada, palabras escasas con la boca medio cerrada, el vaso de plástico en la mano, el tono de voz, el movimiento del cuello; tus primos, tus hermanos, ese comando que formabais todos. Recordé tu sudor en la cara, la mirada tímida, la mano en la espalda, así eras tu. Y ahora soy yo la que se pregunta: ¿Dónde vas ya?