2 de julio de 2013

#Cigalita: despacito y a compás.

No sé qué ocurrió exactamente aquella noche para conocerlo(s), fue un golpe de suerte, un rebote o una alineación planetaria no anunciada en el telediario; el caso es que yo me siento afortunada de haber estado en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Cigalita es el apodo que me inventé sin apenas escuchar su voz. La primera vez que me dirigí a él fué para hacerle una petición formal: "no me manches el vestido, por favor" a lo que él contestó sin inmutarse "no te preocupes, te compro otro". Ahí nació Cigalita. Horas después se presentó como las personas normales, pero yo ya había realizado la copia de seguridad.
Cigalita es de los que creen que las cosas ocurren por algo, y yo también.

Desde entonces, verlo es convertirme en una muñeca manga: mis ojos desaparecen quedando una línea fina en su puesto y la sonrisa me llega de una oreja a otra, diría que se me ilumina la mirada pero no, no lo hace, porque no se me ven los ojos cuando me río. Lo de “patilarga” y delgada ya va de serie. Manga total.

Cigalita es una persona llena de retazos, unos buenos y otros malos. Pese a su corta edad ya posee grandes éxitos y fracasos en una vida que es imposible resumir en mi blog, el resumen más corto que he encontrado son 14.658 mensajes en facebook.

El nene tiene gracia natural y encanto añadido. Esto jode y alegra a la misma vez. Porque él lo tiene y tú no, básicamente. Él no dice las cosas, él las demuestra a su manera, claro, siempre a la suya, cabezón también. Nunca dirá que tiene ganas de verme, pero irá a recogerme a una estación o vendrá a PL a jugarse la vida, él no dice que confía en mí, dice que soy "trigo limpio". Cigalita nunca tiene nada importante que contar, pero de repente te suelta un bombazo y sin querer entras en taquicardia. Es así. O me corta la digestión, o me hace sudar, o no está tranquilo.

Cigalita es actitud. Eso no se ve a menudo, va a un sitio a pasarlo bien, con la actitud adecuada siempre. Sabe estar, sabe cómo estar, sabe dónde estar. No falla. A pesar de mis palabras, Cigalita no es perfecto, tiene la manía de hacerte sentir mal, fatal. Es una persona con carencia de egoísmo, esta carencia te lleva a pensar en los seres egoístas que habitan el mundo, y qué mala suerte, tú eres uno de ellos, pero Cigalita no lo es. A veces también parezco una muñeca manga tonta y muda, otras me engancho a su cuello y parezco una garrapata pegada a él, ojo, no "garrapatera", y aprovecho para saludar desde aquí a los "Garrapateros"; ellos saben quienes son. Salud bonicos.

No se me va a olvidar nombrar algo muy de Cigalita: es flamenco. Importante. Importantísimo. Minipunto dorado solo por esto. Pero no un flamenco serio de seguiriyas y tonás. Es flamenco de personalidad. Le gusta todo lo que se acompañe con palmas, que suene a fiesta, a estar entre amigos, le encantan las camisas flamencas, indumentarias calés, y todo lo que conlleva este mundo minoritario y desconocido. Cigalita anda el flamenco, lo pasea, lo canta, lo baila, lo fabrica, lo pellizca y sobre todo lo disfruta. Descubrimos en Madrid el flamenco improvisado, el callejero, el gitano, el mediático, el preparado, el turístico. Descubrimos más cosas, pero sobre todo descubrimos a nuestro amuleto de la suerte: Gamboa. Ver a Gamboa es símbolo de unión de tres conceptos: flamenco, juerga y vacaciones. Tres conceptos que son los que nos unen y todo empieza a convertirse en un triángulo oscuro y "paposo". Qué miedo. Cigalita es la armonía y la melodía que retumba con eco incansable como las bulerías de la Perla, las alegrías de Gades, los tangos de Poveda ó los fandangos del Cigala. Ese es él, el que me diferencia conceptos como altura y grandeza, compañía y presencia, desmotivación y pasividad. Un sabio tiznao.

Existen cosas de él que aún no he nombrado, y son las que atrapan.
Por un lado es algo innato, Cigalita no es consciente de nada, ni de cómo es ni quién es, hace las cosas y punto. Hechas quedan, y allá cada uno con lo que piense. Utiliza muy bien la frase "Yo soy así" porque le da valor real. Por otro lado es alguien especial. No porque él quiera serlo, simplemente no hay otra opción, lo es. Luego está la riqueza de sus palabras, sus inspiraciones y sus momentos en horas porno de decir verdades como templos y compartirlas conmigo, puto placer siempre.

Por todas estas pinceladas superficiales yo considero que Cigalita está en peligro de extinción, vive en mi saco de Calidad Ibérica con más personas y en algún otro saco vive solo. Necesita pancartas de tamaños inhumanos para creer en algo y aunque parece que no le gusta, realiza la travesía del desierto, sendero que ha alternado con los cuatro Caminos de Santiago que lleva en sus delicados tobillos.

Cigalita es nobleza, es luz, es naturalidad espontánea, es una buena sensación, es flamenco de caramelo, es una sonrisa a compás, es una noticia grata. Es el que se preocupa, el que se calla, el que siempre está, el que aguanta, el que aguanta demasiado, el que planifica, el que se deja llevar, el que se agobia, el que valora, el que te aporta, el que adora a la familia, el que aprecia un momento sincero, el rey del dialecto, el creador de parodias, el todopoderoso, el competitivo, el capaz de todo, el dueño de nada, el que tiene clase. Ce-ele-a-ese-e. Pues eso, clase.

¿Por qué Cigalita? preguntas idiotas no por favor. O no sabes leer bien y tienes problemas dialécticos o eres una chica de 12,99.

Siempre digo que entre él y yo no existe distancia sino días en el calendario que tachar. Así que, un día menos, un día más. Vivimos en una cuenta atrás constante.

Hoy era el día, me encuentro lejos de él y de todos como me gusta estar siempre que os escribo. Tocaba intentar explicar mi extraña percepción del tiempo, de las personas, y de lo que me aportan. Como él, como yo misma. No sé si lo he conseguido, pero sólo puedo decir tres palabras más: Óle tú #Cigalita!!

"Lo importante es lo que no se nota, pero siempre está"