8 de enero de 2013

Con permiso: Joaquín Cortés.

Me daba extrema pereza quitar mi anterior entrada de principal, estaba tan sarcástica que volverme flamenca iba a ser un cambio brusco. Pero yo soy así, de bipolar, no de brusca.

Ya terminó la navidad. Las comidas, las cenas, las copas, los villancicos, los regalos, los besos, los roscones y demás. Por fin se acabó. Feliz año a todos, punto y pelota.

A mi hoy me gustaría hablar de conquistas, de sentimientos desnudos, de palabras absurdas, de orígenes ancestrales, de leyendas y batallas. Pero el nuevo año no me trae nada novedoso. Era de esperar. Entonces yo me vuelvo flamenca, y me escondo otra vez para sentirme lejos de la gente.

Y él siempre está ahí, mirando, con su torso desnudo y su mirada desafiante para no dejarme ni dormir. Él, de negro, de blanco y negro, de oscuro flamenco que un día envolvió todo su ser y nos dió la libertad. Para mi fué y lo será siempre, esa novedad mágica que se alejaba conmigo de todo y se acercaba a mi corazón una y otra vez sin poderlo remediar.


La danza lo llevó a lo más alto, hace más de 20 años, fué la revolución de masas, la idea de una conquista que no fue frustrada mientras hubo flamenco para dar y repartir dentro de él mismo, y tenía tanto arte que lo regalaba y lo demostraba de forma incansable hasta que no tuvo la fuerza.

Si a estas alturas alguien no sabe de quien estoy hablando también puedo decir de él que inventó y reinventó grandes fórmulas dentro del baile flamenco, del cuadro de cante pa tras, de los instrumentos, de vestuario y de las formas de coreografía.

Fue un genio demasiado temprano: Joaquín Cortés.


A veces me entristece ver que la afición no le reconoce lo que en su día hizo, lo que aportó. Pocos espectáculos de baile eran tan de verdad como los suyos, reales escenarios llenos de puro sentimiento, de ideas geniales y de puestas en escena atrevidas, inigualables en los años noventa y principios de nuestro siglo. Su música era simplemente sublime para el baile, quien no se ha puesto alguna vez "Dicen de mi..." de Pasión Gitana y se ha puesto a soñar, por favor, es una obra magnifica, su gran obra.

Cierto es también, que los años no han jugado a su favor, que no se ha sabido mantener o simplemente no ha querido, decantándose por otros asuntos alejados de baile y mas cerca de un candelero de prensa rosa. Eso no es cosa mía. Yo me quedo con su movimiento, con sus sorpresas, con la manera que nos enseñó en su día de mirar hacia el flamenco. Con una total libertad y un gran respeto. Y se debe de reconocer.

Joaquín Cortés conquistó el mundo, entero. No estaría de más que volviera este año, pero dudo mucho que ya lo haga. Ha aparecido entre luces y sombras estos últimos tiempos, pero ya no se acerca a la raza mágica que lo envolvía antes. O al menos yo no tengo esa percepción.

Era visual, cuidaba detalles, su música era casi mejor que su danza, todo estaba medido pero parecía tan natural y tan flamenco... que pensarlo ahora me parece un simple sueño que nunca existió. Pero ahí está, cada vez que abro el armario y yo me pregunto mil cosas cuando lo veo.

La belleza del baile masculino, antes de que vinieran los Farrucos arrollando se llamaba Joaquín Cortes. El bailarín más bello de la tierra.

Recuerdo la voz de una de mis profesoras marcando un paso diciendo... "Hazlo a lo Joaquín Cortés"; "Eso es muy de Joaquín Cortés". Siempre lo tuve presente. Era irremediable. Nadie se había desnudado antes en un baile, nadie había parecido más indio y tarzán, nadie parecía un ave rapaz dispuesta a echar a volar. Nadie conjugó en el cuadro musical violines, flautas, percusión, voces, palmas y composiciones tan originales, que ahora vemos normal. Pero antes no lo era, ni mucho menos. 




Fue tachado de muchas cosas, y lo seguirán tachando, pero a mi Joaquín Cortés me tocó el alma un día, de carne y hueso y con eso me quedo, como siempre, hay que quedarse con lo mejor.

Vamos a darle el sitio que merece, no el que otros le dan. Un maestro, un innovador y un gran bailarín. Con su permiso. Ese es Joaquín Cortés.

2 comentarios:

  1. A mi hoy me gustaría hablar de conquistas, de sentimientos desnudos, de palabras absurdas, de orígenes ancestrales, de leyendas y batallas.

    Yo, de tu entrada de J.C., me voy a quedar con esa frase. Por la frase y por cómo me imagino que la dirías: a ritmo de alegrías. Muchas veces, los que somos fieles a unos pocos blogs, nos preguntamos cómo diría esa frase de viva voz, claro, dependiendo del contexto.

    Y ahora, cambiando de hilo: he visto ciertos pasajes de 'Dicen de mi..' E inmediatamente me he acordado de Israel Galván. Éste chaval me parece un genio. Hay un documental francés que me parece una joya. ¿Qué opinas tú de él? Si estás interesada te mando el vídeo.

    Un beso, Ro.

    ResponderEliminar
  2. Hola! muchas gracias por estar ahi!
    Yo hablo más en soleá por bulerías que por alegrías, jejejeje, a veces no hablo de lo que quiero, sino de lo que sale o surge.
    Dicen de mi es una gran obra, sobre todo musical. Israel Galvan, tiene toques bonitos pero no me inunda el alma, pizcas de genialidad solamente, lo tengo visto, no es necesario el video, pero gracias!! un saludo!

    ResponderEliminar