18 de julio de 2011

POR PETENERAS.

La petenera es un cante flamenco del que aún se desconoce su procedencia. Algunos palos flamencos que son de desconocida procedencia se intenta saber su origen estudiando las letras.
Este palo se compone de cuatro versos octosílabos, repitiéndose dos de ellos, por lo que son seis versos. Es un cante majestuoso, melancólico y sentimental de color oscuro, un granate sangre oscuro que fluye del sonido de la guitarra, una belleza vocal y un baile pesado y triste a menudo con pasos parecidos a los de la siguiriya. Casi na.

El nombre de petenera tiene varias versiones.
El primero de ellos y mas popular y fiable es el gentilicio de una cantaora de Paterna de Rivera (Cádiz), de belleza ancestral que popularizó y aflamencó algún cante folclórico. También Antonio Alvarez Machado “Demofilo” recoge el testimonio del cantaor Juanelo, que dice que conoció a esta cantaora.

“Quién te puso Petenera,
No te supo poner nombre,
Que debió haberte puesto,
La perdición de los hombres.”


Otra versión sobre la procedencia es el origen judío, ya que el algunas de sus letras nombra las sinagogas…

“Donde vas linda judía,
Tan compuesta y a deshora?
Voy en busca de Rebeco,
Que estará en la sinagoga.


Esta versión no es tan creíble, ya que esta letra parece ser mas moderna porque Rebeco no aparece en los nombres de varón judíos y la judías no asistían a las sinagogas.

Otros deducen que la petenera proviene de America del Sur o de Cuba, por esta letra:

"En la Habana nací yo,
Debajo de una palmera,
Allí me echaron el agua.
Cantando la petenera."


Los cantaores que la han popularizado son muchos, pero destacan sobre todos la poderosa Pastora Pavón “Niña de los Peines” (que le puso su sello personal), Antonio Chacón, Naranjito de Triana, Jose Menese o Carmen Linares.

Personalmente, me gusta la petenera, me entretiene ese dolor suave y lento. Una voz llena de matices, con gusto y sabor melancólico, una guitarra en estado de espera, un baile de flecos de mantón y fuerza en los pies, de cara fea y palomas en las manos.

Me despido con el poema de Federico García Lorca a la muerte de la Petenera, y con un experto en Peteneras, Naranjito de Triana.


En la casa blanca muere
la perdición de los hombres.

Cien jacas caracolean.
Sus jinetes están muertos.

Bajo las estremecidas
estrellas de los velones,
su falda de moaré tiembla
entre sus muslos de cobre.

Cien jacas caracolean.
Sus jinetes están muertos.

Largas sombras afiladas
vienen del turbio horizonte,
y el bordón de una guitarra
se rompe.

Cien jacas caracolean.
Sus jinetes están muertos.



 

Un saludo, por peteneras.

1 comentario:

  1. Lorca: NUESTRO MEJOR POETA.
    El poeta más musical.
    Un muslo de cobre imagino que es un buen muslo conductor.
    Hoy día roban mucho cobre aquí, por Madrid. Otro tipo de cobre, no tan sensual como el del poema.

    Mayte tiene una petenera que me gusta mucho.

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