12 de agosto de 2013

53ª Edición Festival Internacional Cante de las Minas 2013

Texto y fotos: Javier Solomando
 
Contábamos los días, sobre todo la última semana, cada día era un suspiro menos y una motivación más para llega a La Unión y revolvernos flamencos. Comenzaba la hazaña veraniega del Festival Internacional del Cante de las Minas y su 53ª edición con Eva Yerbabuena, pero no sólo Eva, brillaba la guitarra de Paco Jarana, la voz de Enrique "El extremeño" y José Valencia, Valencia... vaya un apellido para un cantaor tan grande, que si fuera Vargas, Fernández, Soto, Cruz, Heredia, Contreras sería otra cosa. La cosa era simple, baile a secas, cante a secas, toque a secas, adornaban el cuadro y los descansos de la bailaora un paso a 3, compuesto por Moisés Navarro, Mercedes de Córdoba que ha sido finalista este año en el concurso, y Eduardo Guerrero, ganador del Desplante hace apenas un día. Calidad desde el principio por seguiriya y hasta el final por soleá, que terminar un espectáculo por soleá es jugársela a una carta que solo conoce la Yerbabuena. La sencillez de la artista desnuda es la belleza de su baile.

El sábado dormíamos la resaca con Vicente Amigo, entre notas románticas y música celta, olía a nuestro mediterráneo y nos dejaba una noche de poca emoción y simple. Con el Antiguo Mercado lleno de seguidores del amigo Vicente, pero el flamenco es otra cosa, colega.

Justo cuando creíamos que la cosa se iba arreglar, caímos en picado. El ambiente en la Plaza Joaquín Acosta era espectacular, flamencos, gitanos, calés, trajes de gala, gente amotinada en las puertas. Era un gran día, era Diego "El Cigala" el que venía a subirse a las tablas con Diego del Morao, y apuntaba bien la noche, como siempre ha hecho en La Unión. Pero no, no toda la carne estaba en el asador, o al menos, este año, había menos carne que poner. El cantaor madrileño se paseó por el escenario, canturreó, se echó hielo en la copa, y agradeció al público su asistencia, qué menos. No nos quedó claro el orden del repertorio, después de una minera meter una sevillana era algo sorpresivo cuanto menos. Una pena ver que Diego ha dejado el flamenco, y que lo que mejor sonó fueron los temas "Corazón loco" y "Compromiso". A pesar del aire acondicionado tanto él como nosotros nos quedamos sin respiración. Qué penita primo.

El lunes llegó Argentina a enamorar al personal. Recital con todas las letras, una señora del cante se sentó ataviada con sombrero, abanico y mantón y nos regaló una clase magistral de flamenco recorriendo palos como el garrotín, la caña, el polo, bulerías, seguiriyas, minera, serrana, soleá, fandangos, cuplés, y aquello no paraba. Profesionalidad y calidad, ella encantada y nosotros también, solo por observar la flamencura que pasea y derrocha por los poros de su piel, y "El bola", Eugenio Iglesias, "Los Mellis" y "Torombo" hicieron también de las suyas. Así que salió la alegría pa fuera, y olvidamos todo lo anterior, porque hay que quedarse siempre con lo mejor. Después Israel Galván ponía la nota vanguardista con su baile, pero este blog es flamenco, y poco espacio queda libre para explicar el arte de este bailarín.


Las galas flamencas se acababan pero aún nos quedaba algo de fuerza para disfrutar de la última: Miguel Poveda. Con una bronquitis, la voz rozada, las lágrimas en los ojos y la mano en el pecho pedía disculpas ante la Catedral del Cante y las cerca de 2.000 personas que allí había esperándole. No importó. Como él mismo dijo "Otras veces he estado mejor de voz y he cantado peor". Hizo lo que pudo y lo hizo bien, a veces, no es necesario estar sobrado de voz para interpretar los cantes, hay que saber matizar y ejecutarlos con lo que se tenga en ese momento como él lo hizo; y se cantó tres mineras que puso los pelos de punta, fue saliendo del apuro y sintiéndose cómodo, haciéndonos disfrutar de un recital único en su trayectoria profesional y en la historia del Cante de las Minas.

Llegaron las semifinales del concurso, que realmente es lo más importante de este festival, eternas noches de cantes de levante, toque por tarantas y baile por tarantos y alegrías, novedades con instrumentos como el saxofón y el bajo eléctrico. Hace apenas un día se celebraba la gran final, donde el jurado tuvo que hacer un gran esfuerzo por dejar fuera de ella a artistas que quizá merecían estar en ella, pero todo no puede ser siempre. En la madrugada de sábado al domingo nos enterábamos que Jeromo Segura, de Huelva se había alzado con la Lampara Minera, Edu Guerrero con el Desplanto, y Pepe Bao con el Filón, quedando desierto el premio Bordón Minero que se otorga a la modalidad de guitarra. Enhorabuena a todos ellos, que lo aprovechen y disfruten de un año que seguro será inolvidable.


Un Festival marcado por los contrastes, por los buenos momentos, por los trasnoches infinitos, por el paseo mañanero, por la olor a pan recién hecho, por la amabilidad y simpatía de sus gentes. Por una organización impecable y preparada, por un gabinete de prensa resolutivo y atento. Por un evento único creado en un lugar único.

Y nuestro periplo en La Unión terminaba así, con luces y sombras, con decepciones e ilusiones, como todo en esta vida. Sin ser conscientes de lo que a veces vivimos, respiramos y presenciamos, sin darle el valor que tienen las cosas hasta que se terminan, hasta que te despides, hasta que las dejas atrás y las ves diminutas mientras desaparecen en la distancia.

Nos vemos el año que viene, siempre es un placer estar en familia.

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