5 de enero de 2014

2.014: un contratiempo en el compás

No es un buen momento para escribir, porque el cambio de año nada me ha hecho cambiar. Sigo sin tener sueño, ganas de comer o fuerza para mirar al cielo. El comienzo con un nuevo dígito apenas supone nada para mi. Ni triste ni alegre, estamos porque hay que existir; cuando menos lo esperas alguien te hace reír, estar bien y caminas mirando hacia delante como una campeona, solo hay que saber esperar.

Nada contaré de mi Navidad que me ha dejado momentos estelares en la mente, abrazos en el alma y orgullo en mi corazón. Nada de heridas ni tragedias. Sigo egoísta de sentimiento y generosa de palabrería. Con sonrisa de cristal y ojos cansados. Levantando dudas y plantando soberbia. Como soy yo.

Es lo de siempre con paso cambiado, igual que cuando te sales de compás porque dejas de prestar atención a un cante o a un toque y te lamentas un segundo para volverte a arrancar a tiempo. Es un momento tímido que quieres disimular, pero ocurre para tu oído aunque no ocurra en el de los demás.

Comienzas a mirar para otro lado y a dejar de sembrar, a morder sin apretar, a reír aunque no escuches y hablar sin que nadie te preste atención; bailar sin música, comer sin ganas, dormir sin sueño, beber sin motivo y brindar sin manos. Contar palabras y escribir números. Soltar sin tensar y correr sin prisa. Todo el mundo piensa que el nuevo año llega vacío y hay que llenarlo, a la fuerza, con fe y sin voluntad. Como un contratiempo en el compás.

Allá ustedes que están en esa galaxia donde todo vale, y las alegrías merecen penas, donde la gente son personas y el mundo es uno mismo. A veces estás rodeada de cuerpos, que aunque te rocen continúan a millones de años luz de ti. Yo hoy estoy lejos de todos para desearos un buen año, del que más os guste: azul como el glaciar, dorado como el desierto, plateado de luna o rojo de atardecer.

Tengo un nuevo calendario con sonrisas que conceder, no tengo a personas convertidas en piedras en el camino ni a objetos como compañía perenne. Tengo suerte, aunque una mala sensación me recorre el cuerpo y vive en estas entrelíneas; me permito invitaros a formar parte de mi nuevo año, quién sabe los momentos mágicos y flamencos que se pueden llegar a construir. Coged fuerza, el camino aún es largo, nos quedan muchas hojas por escribir.

Salud para disfrutar de lo que nos queda, bienvenidos al 2.014!



Es necesario explicar cosas así, las que nadie más puede, porque nadie más las sabe

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir. Salud y un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti Faustino, un abrazo y feliz año flamencooo!!

      Eliminar