9 de diciembre de 2014

Los ladrones de mi tiempo flamenco

El año está terminando, y a mi me sigue faltando el tiempo. Tengo pendiente varias colaboraciones, escuchar un puñado de trabajos discográficos nuevos, leer algún libro y dedicarle tiempo a los amigos flamencos que no paran de desarrollar nuevos caminos. Pero mi cabeza necesita ordenarse, para poder seguir aprendiendo necesito más tiempo así que he establecido unas prioridades en mi andar flamenco que creo que me serán útiles a largo plazo.

No soy de las que pienso que tengo que saberlo todo la primera, empollarme teorías y soltarlas en cualquier charla. Soy más de asimilar y pensar por mí.

Mi tiempo flamenco ahora lo dedico a ordenar conceptos, porque lo más importante para mi es saber hablar y expresarse; tener una idea clara y asumida, aunque el flamenco siempre tenga mucho de subjetividad. Después seguiré avanzando abordando nuevos temas.

Me importa más saber cuando un flamenco es artista, intérprete, figura o cantaor. Qué baremos usar y que definición crear para cada uno de estos conceptos.

Me interesa saber cuándo hablar de palos y cuándo hablar de cantes, o si siempre tengo que hablar de cantes aunque me refiera a un palo flamenco.

También tengo que aclararme sobre cuándo se dice cantar por soleá, bulerías o tangos, o cuándo decir cantar la bambera o la farruca.





Dónde está el límite entre genio, genialidad y genial.

Si cuando rematas una soleá se dice "macho" o retirar esa palabra de la jerga flamenca.

Quién tiene soniquete, alma, compás, gitanería, poderío, esencia o duende.

Si la soleá de Córdoba existe como tal o tan solo es una soleá de Triana con repetición de versos.

Qué es innovar y fusionar la música flamenca o qué es simplemente flamenkito. 

Que todo esto parece una tontería, pero llega un punto que deja de serlo, porque estos detalles marcan la diferencia. El dialecto es el conocimiento. Saber hablar y bautizar un pensamiento primero, seguir aprendiendo después.

Estoy harta de los que hablan y hablan sin decir nada, de los que hablan y dicen y no saben lo que dicen y de aquellos que mezclan las cosas sin una dirección cabal. Yo no quiero ser así.

Palabras, al fin y al cabo, que a mi me roban el tiempo.

Que tengáis un feliz último mes del año, gracias a los que se han pasado por aquí y me han dedicado su tiempo. A veces, yo también soy una ladrona de tiempo. Discúlpenme.

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